viernes, septiembre 29, 2006

Cuento de hadas en un castillo de Bohemia

Por mucho que la República Checa se haya convertido en un destino turístico ciertamente popular, pocos ciudadanos europeos deben conocer la ubicación de la pequeña localidad de Mladá Boleslav. Es lógico: se trata de un núcleo de poco más de 40.000 habitantes y no produce cervezas de reputación internacional, como sí es el caso de otras ciudades del país como Ceske Budejovice o Plzen. Sí, tiene un castillo, pero eso es algo tan habitual en Bohemia que no le permite diferenciarse para aparecer en las guías turísticas. Estaba condenada a vivir eternamente en la oscuridad a los ojos del mundo y sus habitantes lo habían aceptado con resignación. Al fin y al cabo, el planeta está lleno de pueblos como el suyo.

Pero apareció el fútbol, aquel juego en el que veintidós individuos persiguen una pelota dentro de un rectángulo verde. Aquella maravilla que es capaz de situar en el mapa al lugar más recóndito de la Tierra. Con mucho esfuerzo y algo de dinero -patrocina Skoda, pero viendo la composición de la plantilla tampoco parece que su inversión haya sido escandalosa-, el club local fue subiendo peldaños en el panorama futbolístico checo hasta conseguir un sorprendente segundo puesto en la Gambrinus Liga -hasta en el nombre del torneo se nota lo del país cervecero- la pasada temporada. Pasó la segunda previa de la Champions ante el campeón noruego, el Valerenga de Oslo, y fue eliminado en la tercera por el Galatasaray. Entró pues en la UEFA, esa copa tan desprestigiada que no tiene interés alguno y cuya existencia debería replantearse el máximo organismo futbolístico continental. Ese escaparate que democratiza el balompié europeo y que consigue pequeños milagros como que todos los periódicos deportivos hablen hoy del desconocido FK Mladá Boleslav -"una sconosciuta squadra ceca", escribe la Gazzetta-. Y tocó el Marsella. Nos ahorraremos datos comparativos sobre población, afición y aforo del estadio: la historia de David y Goliath la hemos leído ya muchas veces.

Ganaron los franceses en la ida por 1-0 y se pusieron en ventaja en la vuelta en dos ocasiones. A menos de media hora del final, el subcampeón checo debía anotar tres veces para eliminar a Ribéry y compañía -jugaron los titulares, obviamente-. Pues lo hicieron. Con goles de los suplentes Radim Holub y Tomás Sedlácek, el Boleslav obró la heroicidad de la jornada. El gol de la clasificación llegó en el minuto 92, en una jugada a balón parado en la que hasta el portero había subido a rematar. Otro capítulo más del cuento de hadas que está viviendo la hinchada, que observa incrédula como su equipo lidera el campeonato nacional y en ocho jornadas les saca siete y nueve puntos a los dos gigantes de Praga.

Mladá, en checo, significa nuevo. Se diferencia de Stará (viejo) y así no se confunden las dos Boleslav del país, que nacieron a partir de castillos construidos en honor a un rey que llevaba ese nombre. La UEFA, que no aporta nada...

jueves, septiembre 28, 2006

El Bayern se apunta

Quizá hoy se critique más a ese Inter desconcertante que se empeña en derrumbar las buenas sensaciones que deja de vez en cuando. Pero, supongo que porque me gusta pensar en positivo, lo que más me llamó la atención de la jornada de Champions de ayer en general y del encuentro de San Siro en particular fue la actitud valiente del Bayern en cancha enemiga, su determinación inicial de ir a por el partido y su firmeza para mantener ese propósito a lo largo de los noventa minutos. Que el simple visionado de los goles no engañe a nadie: pese a que en esas acciones concretas que decidieron el resultado se aprecien errores y rebotes, el triunfo bávaro no fue nada feo. Todo lo contrario. Tuvo el brillo del gigante que domina, arrolla y se gusta. Tuvo la maestría del aspirante que reclama para sí la misma atención que el campeón porque está absolutamente convencido de sus posibilidades.

Aunque en el partido de ayer las únicas coincidencias nominales con la selección alemana de Klinsmann fuesen Philip Lahm y Bastian Schweinsteiger -además del cameo final con gol incluído de Lukas Podolski-, este Bayern recuerda bastante a la Mannschaft que desató la euforia en el Mundial. Por sistema y por intenciones. Juega sin complejos, por mucho que gran parte de la crítica especializada le haya borrado del listado de favoritos -no toda: Borja Barba apostaba por ellos en su artículo previo al inicio de la competición-. Qué más da. Su fútbol le devolverá al lugar que merece. Con actuaciones como la de ayer, desde luego. Lucio y van Buyten forman una pareja de centrales poderosísima por arriba y que garantiza una salida de balón espectacular. Vista la Copa del Mundo, no vamos a descubrir ahora a ninguno de los dos laterales. El joven Andreas Ottl está dispuesto a ganarse el complicado puesto de medio centro defensivo. Sabe distribuir y aporta equilibrio. Junto a Salihamidzic, Schweini y van Bommel formó una sociedad que se comió literalmente a la línea de medios del Inter. El Bayern tocaba y tocaba, los italianos se lo miraban y sólo podían correr detrás del balón. El holandés ex del Barça tiene las características idóneas para suplir a Ballack, por calidad, potencia y pegada. Y juega por detrás de los dos puntas, lo que le da mayor libertad que en su corto periplo en el Camp Nou. Hablando de los delanteros, Magath tiene mucho donde elegir. Hasta Podolski se quedó en el banquillo. Makaay sigue siendo peligroso como finalizador y Pizarro representa un incordio constante para cualquier defensa: es corpulento, se mueve y tiene recursos técnicos. Y luego está Santa Cruz. Lo dicho: candidatura presentada. Y muy seria.

La jornada de ayer nos deja más conclusiones. El Valencia tiene una pinta fenomenal: calidad arriba y equilibrio absoluto. Con 2-1 la Roma fue incapaz de inquietar a Cañizares pese a terminar el partido con Totti, Montella y Okaka. El Barça rescató un punto importantísimo en Bremen, donde sufrió ante un centro del campo muy trabajador que prácticamente no le dejó circular el balón. Como apunta Martí Perarnau, los alemanes volvieron a mostrar el camino para parar al equipo de Rijkaard, aunque casi nadie dispone de un trivote tan capaz de hacerlo como el que forman Frings, Baumann y Borowski. Y algunos nombres propios más: el de Peter Crouch, cuya sequía tras su llegada a Anfield está más cercana al olvido que a la memoria, y Nery Castillo, el uruguayo del Olympiakos que con su fútbol eléctrico aspira a convertirse en uno de los héroes modestos de la presente Champions.

miércoles, septiembre 27, 2006

Las rotaciones de Ancelotti

Puede ser que el Milan acabe la temporada arrasando, llevándose la Serie A tras un gran sprint final y superando a los demás gigantes de la Champions por su mayor frescura física. Puede ser que entonces aplaudamos la inteligentísima estrategia de Carlo Ancelotti, que habrá rotado a toda su plantilla dosificando la energía de sus estrellas. Es posible que todo ello ocurra, pero a día de hoy las alineaciones que está planteando últimamente el técnico rossonero resultan difícilmente comprensibles. En Livorno renunció a Pirlo, uno de los jugadores más insustituibles de la plantilla, y al equipo le faltó un director de juego. Ayer en Lens sacó un once con un único punta -Gilardino- y en ningún momento cambió la estrategia para ir a por el partido. Y el resultado, en ambos casos, fue de empate a cero.

En términos de puntuación, el tropiezo del sábado es más grave. Cuando se empieza la liga con ocho puntos menos toda urgencia es poca y hay empates que, si bien en otras circunstancias serían admisibles, no se pueden permitir. En Livorno el Milan debía ganar, porque si empieza a conformarse con un punto allí, quizá lo haga también en salidas más complicadas como puedan ser Palermo, Florencia, Udine o Génova. Pero en cuanto al planteamiento inicial, el de ayer levanta más dudas. Salvo en contadísimas ocasiones -recuerdo ahora un triunfo en Roma ante el entonces equipo de Capello, que se estaba jugando la liga con ellos-, el Milan de Ancelotti ha jugado siempre con un 4-3-1-2. Cambiar un sistema que todo el mundo se sabe de memoria ya es un síntoma extraño. Hacerlo contra el Lille, más. Quizá buscaba mayor presencia ofensiva de Kaká, pero no parece que las aportaciones del brasileño en ataque sean un punto a mejorar. ¿O buscaba potenciar el centro del campo para dar menos espacios a los móviles futbolistas del Lille? Keita es muy bueno -y se está marcando una gran Champions-, como lo son Bodmer, Makoun y Odemwingie, pero que todo un gigante de Europa varíe su dispositivo táctico pensando en ellos me parecería una maniobra desmesurada. Si no lo hizo contra el Barça en las semifinales del año pasado, ¿por qué ahora? Está claro que el punto no es malo, que el Milan se clasificará para octavos de final casi andando y que además tiene el primer puesto del grupo a su alcance, pero a los clubes más grandes se les exige ganar siempre. Y seguro que la actitud conservadora y conformista de ayer en Lens no gustó a la mayoría de aficionados rossoneros.

Del resto de la jornada hay que destacar el magnífico triunfo del Lyon en Bucarest, mucho más amplio de lo esperado. El 0-3 es otra demostración de fuerza de un equipo que está dispuesto a ganar la Champions League y así se lo hace saber a toda la Europa futbolística. El Madrid ganó fácil a un Dynamo horroroso en defensa, el Arsenal gustó ante el Oporto, el United se sacó la espina de Da Luz y el CSKA se postula como la apuesta más clara del Este tras derrotar justamente al Hamburgo -con un gol muy típico de Dudu, de cabeza en un córner-. O sea, que sólo decepcionó el Milan. ¿Sería por las rotaciones?

lunes, septiembre 25, 2006

¿El nuevo Landreau?

Tras sumar sólo tres puntos en las seis primeras jornadas, la derrota en Copa de la Liga ante el Toulouse (0-2) encendió la luz de alarma en el seno del Football Club Nantes Atlantique. El presidente Roudi Roussillon tomó la difícil decisión de destituir a Serge Le Dizet y entregó el mando de la plantilla a Georges Eo, un técnico que lleva casi veinte años trabajando en la institución, aunque nunca lo había hecho como entrenador principal. El domingo llegaba a La Beaujoire el Marsella, colíder invicto del campeonato. Y Eo, gran conocedor de la historia del Nantes, se inspiró en mitos antiguos para encontrar el revulsivo que su equipo decadente necesitaba. Ya antes del encuentro, en una entrevista en la web oficial, daba pistas inequívocas sobre su arriesgada elección. Aunque Tony Heurtebis y Vladimir Stojkovic se habían alternado en la portería en lo que va de temporada, el técnico debutante contemplaba la posibilidad de apostar por Vincent Briant, un joven guardameta del equipo filial. Era una cuestión de tradición: Jean-Paul Bertrand-Demanes, arquero internacional francés de la década de los setenta, se estrenó en la máxima categoría a los 18 años... en un Nantes-Marsella. Más recientemente, Mickaël Landreau se hizo con la titularidad en octubre de 1996 -¡con 17 años!- y no la abandonó hasta su fichaje por el PSG este verano. Así que, efectivamente, Eo eligió a Briant en su primera alineación.

Dicen que el nuevo guardián del arco canario se parece a Landreau. No pudimos comprobarlo en su debut, ya que el Marsella apenas le inquietó a lo largo de los noventa minutos. En un despeje con el puño en un córner se mostró ágil y pareció mostrar la misma tendencia a la espectacularidad que tanto gusta al hoy portero parisino. Poco pudo hacer en el golazo de Niang: se limitó a observar la perfección del disparo y ni se lanzó a por el balón, consciente de que no llegaba. La victoria por 2-1 debería garantizarle la continuidad en el puesto. Y, aunque afirmarlo con rotundidad sería una osadía, quizá el Nantes tenga desde ayer portero para los próximos diez años.

domingo, septiembre 24, 2006

Gravesen: el hombre del debate

Aunque su gol de ayer que abrió el camino del triunfo del Celtic en el derbi ante el Rangers (2-0) no fue una maravilla -probablemente el balón habría entrado igualmente aunque él no lo hubiese empujado-, la posición de remate a la que llegó Thomas Gravesen y que le valió para terminar la jugada nos permite reabrir uno de los debates más interesantes que se han planteado en los últimos tiempos sobre las características de un jugador en concreto. Las palabras de su nuevo entrenador Gordon Strachan justo una semana después de su llegada son un claro indicativo de la confusión que genera el perfil futbolístico del centrocampista danés:

"La gente que dice que Gravesen y Lennon no pueden jugar juntos no sabe nada de este juego ni conoce a Thomas Gravesen. Cualquier persona mínimamente inteligente le observará jugar y dirá que se trata de un centrocampista completo con mucho recorrido, un todoterreno. En cambio, quien diga que es un medio centro de contención como Neil Lennon no ha hecho sus deberes, no conoce el fútbol y no conoce a Thomas Gravesen. Y si tenemos que recibir opiniones, que sean opiniones educadas".

Strachan, obviamente, le había seguido en el Everton y en la selección danesa, por lo que su primera impresión sobre él no estaba condicionada por motes ni por la imagen que se vendió del jugador a su llegada a Madrid. Cuando el equipo blanco le fichó, Gravesen estaba siendo uno de los mejores jugadores de la Premier y el gran responsable de que el Everton se encontrara en puestos de Champions. Dirigía el juego ofensivo del equipo, peleaba, asistía y hasta marcaba goles. Y todo ello porque tenía a un auténtico perro de presa por detrás, Lee Carsley, que era el que se quedaba en el círculo central y ejercía de medio centro defensivo puro. Lo mismo que ocurre en la selección con Christian Poulsen, el hoy pivote del Sevilla, que es quien le cubre las espaldas. Y lo mismo que sucederá en el Celtic con Neil Lennon, otro jugador tácticamente fenomenal.

La mayoría de críticos coincidían: el Madrid necesitaba garra, músculo, un jugador destructivo que equilibrara al equipo. En Gravesen se vio a un futbolista capaz de desarrollar ese papel y le pidieron que se convirtiera en un guerrero. Se creyó tanto el personaje que le habían encargado representar que se acabó excediendo, víctima de los esfuerzos desesperados del que se siente fuera de lugar e intenta adaptarse sin éxito.

¿Qué debía haber hecho el Madrid? ¿Fichar a un centrocampista defensivo puro y darle libertad a Gravesen? Sin duda el danés habría rendido más de esta forma, pero probablemente el público madridista no se habría acostumbrado a un director de juego de estas características. Tommy es el futbolista ideal para convertirse en el ídolo de los equipos que privilegian el corazón a la estética, que tienen en el ímpetu a su virtud principal. Es decir, de estilo británico. Ideal para ese Everton de Moyes al que nadie criticará si en un partido determinado concede la posesión del balón al rival. Ideal para este Celtic de Strachan que si le planta cara al United será partiéndose la cara.

Quizá en el fondo la llegada de Gravesen a Madrid fuese un error, aunque los que le habíamos visto en el Everton estábamos convencidos de que era válido para estar en un club tan grande. Y probablemente lo sea, pues no sería nada descabellado pensar que triunfaría en Old Trafford -y es que, como dice Strachan, tiene cierto parecido con Roy Keane-. Quizá pues la equivocación se debiera a una confusión de estilos e intenciones. A una confusión que sigue generando allí donde va pero que, afortunadamente para él, no afecta a su nuevo entrenador.

viernes, septiembre 22, 2006

La semana de Sicilia

La mayor isla de Italia, más famosa por asuntos turbios que por su fútbol, vive esta semana instalada en una auténtica fiebre balompédica. En el corto lapso de cuatro días se habrán disputado dos derbis en Serie A, algo insólito hasta la fecha, y durante el mismo espacio de tiempo dos de sus equipos representantes ocupan los primeros puestos de la clasificación. Además, el excelente resultado del Palermo en Londres ante el West Ham en la UEFA Cup aún está fresco en la memoria.

El calendario no le ha reservado al Catania un inicio plácido en su vuelta a la máxima categoría veintitrés años después. Tras un inicio esperanzador con una gran victoria en Cagliari (0-1) y un empate en casa ante el reforzado Atalanta (0-0), al equipo del "vulcano" y el elefante -los dos símbolos de la ciudad- le esperaba una maratón de pasión con dos derbis consecutivos. Y aunque los seis enfrentamientos de máxima rivalidad se vivirán con gran tensión, quizá sea el Catania el equipo al que los dos le afecten casi por igual. El duelo con el Palermo -sucedió el miércoles, con un 5-3 espectacular y numerosos incidentes- supone enfrentar a la gran capital con la segunda ciudad de la isla, algo que en cualquier parte del mundo ya es sinónimo de gran rivalidad, pero que en la tierra siciliana aún se acentúa. El partido contra el Messina -se juega mañana, a las ocho y media, y sí, afortunadamente, esta vez se televisa- mide al segundo y al tercer núcleo urbano, situados además en la misma costa y separados por escasos kilómetros. Al Catania le toca pues representar los dos papeles: el de la ciudad pequeña que quiere compararse con la grande y el de la grande que no quiere que la pequeña se compare con ella. Librar las dos batallas en una misma semana debe agotar a cualquiera.

Los derbis llegan además justo cuando el fútbol siciliano vive su mejor momento histórico. El Palermo lidera la Serie A y puede soñar con conseguir una plaza de Champions al final del campeonato. De hecho, por plantilla, debería ser suya. A algunos jugadores muy interesantes que ya tenía en el equipo -Zaccardo, Barzagli, Corini, Caracciolo, Di Michele- ha añadido fichajes que aportan calidad y experiencia -Diana, Bresciano, Simplicio, Amauri-. Mantener el primer puesto es un propósito muy osado, pero también lo es esperar que el equipo "rosanero" caiga fulminado rápidamente. Eso quizá le suceda al Messina, que después de ser repescado por el "Moggigate" -sustituye a la Juventus- y con refuerzos muy discretos -por mucho que Christian Riganò se esté saliendo- ocupa ahora la segunda posición de la Serie A tras ganar el miércoles otro derbi, el del estrecho ante la Reggina. Y hay más: si venciera en el Massimino de Catania sería líder provisional durante unas horas. Otro ingrediente añadido en una semana en la que el fútbol italiano es más siciliano que nunca.

jueves, septiembre 21, 2006

Golazo a las dudas

En apenas dos semanas, el Inter parecía haber convencido a todo el mundo del fútbol de que su relación con el éxito es un amor platónico. Con todo a favor, con el mejor equipo de los últimos campeonatos y con los grandes rivales desperdigados por la Serie B o con puntuación negativa, la cara mediocre y gris del equipo de Roberto Mancini permanecía en el terreno de juego. Así perdió en Lisboa y así se llevó la Samp un punto de San Siro que pudieron ser tres. Pero hay otra lectura, la que sin duda harán los responsables de ilusionar a una afición que se ha acostumbrado a la depresión: en sus dos primeros compromisos foráneos, el Inter ha ganado en los dos campos que -derbi de Milán a parte- más dificultades podían entrañar. El 2-3 a la Fiore y el 0-1 de ayer en Roma sí son resultados que respaldan la candidatura de un conjunto que mejoró notablemente su cara.

Quizá la mejor sensación que dejó la escuadra nerazzurra fue su capacidad para adaptarse a las necesidades del partido, cumpliendo con buena nota en los papeles de dominado y dominador. Cuando la Roma le invitó a tocar y a tener el balón lo movió bien y se adelantó en el marcador con un golazo de Crespo, que mostró su enorme calidad en el área con un regate a Mexès de aquellos que suelen pasar a la historia -le dejó sentado con un movimiento fulgurante tras iniciar la acción en estático- y con una aguda definición por debajo de las piernas de Doni. Y cuando tocó defender la ventaja ante un equipo que se volcó, la solidez defensiva fue la que se puede esperar de un conjunto cuyo eje lo forman Matterazzi, Córdoba, Javier Zanetti, Dacourt y Vieira. La actuación de la segunda parte refuerza las opciones del Inter incluso en la Champions: es capaz de anular a conjuntos poderosos en ataque. Aunque el guión que más se encontrará esta campaña será el del tramo final del primer tiempo: posesión de balón y rival encerrado. Comprobar que aún con un centro del campo más bien tosco se pudo desequilibrar es una excelente noticia para Mancini. Quizá la clave esté en las bandas, que con Grosso y Maicon tienen a dos puñales que profundizan hasta el área contraria. Cuando Cambiasso se recupere, el técnico podrá plantear un 4-3-1-2 muy equilibrado que sí ofrece sólidos argumentos para confiar en este equipo.

martes, septiembre 19, 2006

El programa que les tiene preocupados

Aunque sus equipos juegan esta noche partidos correspondientes a la segunda ronda de la Carling Cup, algunos entrenadores difícilmente podrán centrarse en lo que ocurra en el terreno de juego. La BBC ha programado para las nueve -hora británica- la difusión de un reportaje de investigación que, según la propia cadena, dejará al descubierto la corrupción que rodea al fútbol inglés. Un técnico de la Premier podría aparecer en las grabaciones con cámara oculta condicionando la realización de un fichaje al cobro de una comisión, una práctica que algunas voces ya han apuntado que es muy habitual en Inglaterra y que está siendo investigada por la justicia. Según varias versiones, un agente de futbolistas, sin saber que estaba siendo filmado, habría dado el nombre -que probablemente se obvie en la emisión por cuestiones legales- de entre seis y ocho entrenadores de la Premier que actúan de esta forma. Harry Redknapp, cuyo Portsmouth juega a la misma hora en el campo del modesto Mansfield Town, podría ser uno de los grandes perjudicados por el programa, pero él se ha declarado "un millón por ciento inocente", aunque ha reconocido que su mujer verá el reportaje de la BBC y se lo grabará. Sam Allardyce, que estará dirigiendo al Bolton en Walsall, se ha mostrado preocupado por el contenido del espacio y ha admitido que su familia está viviendo la situación con tensión. Hasta que el controvertido trabajo de investigación no salga a la luz esta noche, poco más se puede apuntar. Este deporte, que empezó siendo un juego, es a día de hoy un gran negocio para muchos. Lo malo sería que se demostrara que el negocio no es del todo limpio.

lunes, septiembre 18, 2006

La resurrección

Sin Henry ni van Persie, sin haber conseguido aún ninguna victoria en esta Premier y en el campo del líder que lo había ganado todo. Tenía el Arsenal un reto dificilísimo y lo afrontaba con una presión enorme: si perdía se iba a trece puntos, casi decía adiós al título a mediados de septiembre. Pero en el momento de más exigencia, en el escenario más complicado y desafiando a los críticos prematuros, el equipo de Wenger cuajó en Old Trafford su actuación más madura. Fue fiel a su estilo, quiso el balón y lo tocó con velocidad, silenció el Teatro de los sueños con su fútbol de altos vuelos y ganó el partido de forma merecida. Para darle la razón a su técnico, que antes del encuentro había dicho que el objetivo era ganar esta misma temporada la liga y la Champions, un discurso que a muchos les pareció una broma.

Las ausencias en ataque propiciaron el regreso al 4-1-4-1 por primera vez esta temporada. Los grandes beneficiados fueron Cesc Fàbregas y Tomas Rosický, que actuaron en una posición en la que se sienten más comodos. El checo no es un jugador de banda, y actuando con libertad por el centro ha demostrado toda su magnitud futbolística. Adebayor se movió brillantemente por toda la zona de ataque, creó enorme peligro con su zancada y su potencia y cuajó su mejor actuación desde que viste la camiseta gunner. Pero si hay que hablar de nombres propios no podem olvidarnos de Johannes Djourou, que se ha graduado con un partidazo de sobresaliente. Rápido, atento al corte, difícil de superar, poderoso por arriba y elegante sacando el balón, el suizo puede formar con Kolo Touré una de las mejores parejas del fútbol mundial. Su rendimiento está siendo tan alto que parece obvio que, una vez recuperado, Philippe Senderos deberá ocupar un puesto en el banquillo. Incluso William Gallas parece destinado a perpetuarse en el lateral izquierdo cuando esté listo Gael Clichy. Sentar a Djourou sería un sacrilegio.

Pese al gran fútbol que practicó el Arsenal, seguía existiendo el temor de que no sacara el resultado que merecía por su falta de pegada. Pero la escasa productividad de los primeros partidos no podía eternizarse. Dos tantos en tres jornadas, uno de penalti, es un balance que está muy por debajo de los números habituales del equipo de Wenger, que siempre ha apostado por el mismo estilo y al que siempre le ha faltado un matador. Los gunners han aprendido a vivir con ello: necesitan generar más oportunidades que la mayoría de gigantes del fútbol mundial, y a ello se dedican. El gol llegó muy al final y se lo inventó Cesc Fàbregas con uno de esos pases inteligentísimos que le definen como uno de los futbolistas con mayor claridad del panorama europeo. Lehmann salvó el empate con una parada estratosférica y el pitido final confirmó la resurrección de un grande.

El resultado de Old Trafford fue magnífico también para el Chelsea, que ganó por quinta vez al Liverpool desde que Benítez y Mourinho se enfrentan en la Premier -es decir, que le ha derrotado siempre-. En esta ocasión quizá el desenlace no fue muy justo, ya que los de Anfield estuvieron muy bien plantados sobre el campo y no ofrecieron espacio alguno a un equipo "blue" que sigue muy atascado. Fueron los "reds" quienes dispusieron de más oportunidades, pero una genialidad de Drogba, que está firmando un temporadón, decidió la contienda. Lo único que chirrió esta vez en el Liverpool -desacierto en el remate al margen- fue ver a Steven Gerrard en la banda izquierda. Es una pena que el que tenga que adaptarse a un puesto que no es el suyo sea el mejor jugador del equipo.

jueves, septiembre 14, 2006

El valor de los automatismos

La jornada de la Champions de ayer tuvo a dos grandes triunfadores: el Lyon y el Steaua. Sabíamos que eran capaces de rendir a un gran nivel, pero quizá no esperábamos la holgura de sus triunfos ante el Madrid y el Dynamo. Un denominador común en la composición de ambos equipos explica su éxito: la capacidad que tienen para jugar casi de memoria, con todos los movimientos perfectamente automatizados, con los jugadores moviéndose como piezas de un engranaje que funciona de forma tan mecánica como una cadena de producción. Eso no se construye de la noche a la mañana ni a base de grandes fichajes: requiere tiempo, paciencia y talento. Y cuando la máquina ya está en marcha, las pequeñas modificaciones prácticamente ni se notan. Se va Diarra pero se encaja a Toulalan, para quien es un regalo -y no un marrón- aparecer de pronto en un equipo tan perfecto: para él, gran pasador, es un milagro tener siempre tantas opciones para entregar el balón, con tantos compañeros desmarcándose a su alrededor. Llega en los rumanos Valentin Badea tras su buena temporada en el Vaslui y se maravilla al comprobar con qué exactitud el fenomenal Nicolae Dica le pone el balón en la cabeza para que remate a gol. Son equipos rodados que disfrutan de su cenit.

Y otro de estos conjuntos es el Sevilla, que hoy vuelve a iniciar su participación en la UEFA Cup como el gran favorito y saboreando su nueva condición de grande de Europa: el Atromitos define el partido de esta noche como el más importante de su historia y lo presenta como una batalla de David contra Goliath. No es para menos: se trata de un modestísimo club heleno que se metió en la Intertoto al finalizar séptimo en la primera división griega el año pasado y que nunca antes había disputado una competición continental. Tan pequeño es el rival de los hispalenses que en 1932, nueve años después de su fundación en Atenas, se trasladó al pueblo cercano de Peristeri, donde aún hoy tiene la sede, porque la cercanía con el Panathinaikos le impedía atraer a suficientes aficionados. Los jóvenes delanteros africanos Francis Doe y Rafik Djebbour, así como el peruano Robbie Merino, son sus grandes estrellas. Sobra decir que el Sevilla es el clarísimo favorito. Peor lo debería pasar el Osasuna ante un Trabzonspor que ha sorprendido este verano con el fichaje de Marcelinho, el fenomenal zurdo que deleitó en la Bundesliga con el Hertha de Berlín. El buen internacional turco Gökdeniz Karadeniz sigue ocupando la banda derecha de un equipo peligroso -aún sin su público-. De dificultad media, aunque con favoritismo hispano, hay que calificar los compromisos del Celta ante un Standard que sin Tchité tiene menos pegada y del Espanyol en Bratislava contra un Artmedia en el que debe despegar de una vez Juraj Halenár.

miércoles, septiembre 13, 2006

Alcochete devora al Inter

Uno de los partidos más bellos y esperados de la jornada de ayer era la visita del Inter al José Alvalade. Favorito de muchos -entre ellos de José Mourinho- para ganar la Champions, el equipo de Roberto Mancini iniciaba su asalto a la máxima competición continental en un estadio complicadísimo y ante un equipo que rebosa juventud, talento e ilusión. Una plaza muy comprometida para empezar, pero sin duda una prueba excelente para calibrar las opciones reales de los "nerazzurri".

Y el resultado no fue alentador. Adriano acompañó esta vez a Ibrahimovic en ataque, pero estuvo tan discreto que acabó siendo sustituido. Figo, que volvía a casa, actuó por detrás de los dos puntas, pero el rendimiento fue muy inferior al ofrecido en Florencia. Nulo en ataque, el todopoderoso equipo italiano se vio dominado por un conjunto hambriento que está dispuesto a comerse el mundo. Con cuatro canteranos que no superan los veinte años en el once titular, el Sporting fue a por el partido desde el primer minuto, mereció ganarlo sobradamente y se lo llevó gracias a un golazo de Caneira. El excelente trabajo que se realiza a diario en la Academia de Alcochete empieza a dar sus frutos. Con Miguel Veloso llevando el peso del centro del campo, Nani y Joao Moutinho dirigiendo el fútbol de ataque y Yannik Djaló causando estragos con su movilidad y atrevimiento en punta, los cachorros leoninos asustaron al gigante. Y a base de pequeños mordiscos, acabaron por devorarlo.

Fue lo más llamativo de una jornada que nos dejó los triunfos claros de los otros favoritos que entraron en liza. El Levski no fue rival para un Barça sobrado, mientras que el Chelsea respondió con nota al examen de un Bremen atrevido. El Liverpool volvió a dejar muchas dudas en Eindhoven, donde entraron en juego de nuevo las cuestionadas rotaciones de Benítez. Aunque esta vez quizá están más justificadas pensando en la visita a Stamford Bridge del próximo domingo, lo cierto es que la coincidencia de Sissoko, Zenden y Warnock en el centro del campo pareció debilitar nuevamente al equipo. Gerrard entró al final y casi consiguió el tanto de la victoria, un detalle más que le confirma como futbolista básico del equipo y, por lo tanto, merecedor de un papel central. El Valencia se llevó una importantísima victoria del Pireo y parece haberse acercado enormemente a la segunda ronda. Aunque Rivaldo sigue mostrándose a un nivel alto y Castillo parece dispuesto a explotar definitivamente, el Olympiakos sigue concediendo unas facilidades defensivas indignas de la Champions. Si se le ataca se le gana, y en cuanto el Valencia lo descubrió se llevó el botín. Roma y Bayern liquidaron en la segunda parte sus compromisos ante Shakhtar y Spartak, que empezaron valientes pero se hundieron tras el primer gol.

El menú de hoy es de aquellos que te hace lamentar la simultaneidad de tantos encuentros juntos en la primera fase. El Lyon-Madrid es un partido digno de una semifinal, por lo que merece toda la atención del mundo. Pero ello supone perderse el precioso Manchester United-Celtic de Old Trafford, la complicada visita del Arsenal a Hamburgo sin Henry -y quizá con Walcott de titular- y el duelo de talentos brasileños en el que puede convertirse el Oporto-CSKA. Es lo que tiene la Champions: ofrece demasiado.

martes, septiembre 12, 2006

¡Qué alta es la montaña!

Hace menos de cuatro meses nos encontrábamos en la cima del fútbol y disfrutábamos de la vista panorámica que nos ofrecían las alturas. Nos empapábamos del partido más grande en los ojos de aquellos hinchas que peregrinaron a París, ese punto de encuentro entre Barcelona y Londres, y en las camisetas de Ronaldinho y Henry que poblaban los aledaños de Saint-Denis, convertido por unas horas en el centro del mundo. Pasó el verano, hubo un Mundial, se realizaron fichajes, se hundieron gigantes, empezaron las ligas... y hoy vuelve por fin la Champions, aquella competición que tiene un no sé qué -¿serán las estrellas?, ¿será la musiquilla?- que la hace absorbente, aquel torneo que divide las hojas del calendario entre lo monótono y lo especial, entre lo corriente y lo señalado. Y vuelve con algunos partidos que podrían darse en las últimas rondas y con otros que proporcionan aquellas pinceladas exóticas que dan a la primera fase cierto aire romántico. Para los favoritos es el inicio del camino, de una aventura larga, de una ascensión progresivamente dificultosa, de una travesía que sólo uno podrá completar. Y para los que se quedaron el año pasado a las puertas, para los que llegaron a divisar la cima desde la distancia, cuando hoy miren hacia arriba se darán cuenta de lo alta que es la montaña.

Abundan a día de hoy los análisis sobre la competición y sus probables favoritos (especialmente interesantes los de Borja Barba en Diarios de Fútbol y Martí Perarnau). Es difícil mojarse en un torneo como este, que te echa si tienes una mala tarde y que a menudo depende de momentos de inspiración que desequilibren eliminatorias igualadas. Hay, cómo no, un grupo de favoritos con el que coincidimos más o menos todos. Por momento de juego y etiqueta de campeón, el Barça está en cabeza de ellos. Pero sería osado decir que sus posibilidades son mucho mayores que las del resto. Su gran rival podría ser el Chelsea, con una plantilla cada vez más impresionante pero con problemas de encaje -de momento, la convivencia de Ballack, Essien y Lampard en un mismo centro del campo no ha convencido-. En un segundo nivel estarían el Madrid, el Lyon, el Manchester United, el Inter y el Milan. Quizá también el Arsenal, aunque supongo que querrá ir de tapado visto el buen resultado que le dio la pasada temporada. ¿Hay vida más allá de estos ocho? Bueno, la hubo en 2005 y la hubo en 2004, por lo tanto es evidente que la Champions está abierta a las sorpresas. Bayern, Bremen, Valencia, Liverpool, Roma y algún portugués pueden soñar con llegar lejos. Y una vez allí... ¿por qué no ganarla?

Tiene esta Champions una curiosa línea de continuidad con respecto a la pasada Copa de la UEFA: la masiva presencia de equipos del Este. Es como si la tendencia que se empezó a adivinar en la hermana pequeña se haya trasladado a la mayor. El mejor ejemplo es la clasificación del Steaua y el Levski, grandes animadores de la campaña europea la temporada anterior y que ascienden un escalón más en su carrera hacia el reconocimiento. No estarán solos: se han metido también dos equipos rusos y dos ucranianos. Para ellos la altura de la montaña no es un problema, sino un privilegio. No pretenden llegar hasta la cima, se conforman con disfrutar paseando por sus senderos contemplando su grandeza.

lunes, septiembre 11, 2006

¿Este año sí?

El título puede aplicarse a dos gigantes históricos que llevan demasiado tiempo sin festejar un campeonato de liga -o, para ser más exactos, sin ganarlo en el terreno de juego-. Dos clubes que viven sometidos a una enorme presión por su tamaño, por su amplia base de aficionados y por una prensa que les exige que se comporten de acuerdo con su grandeza. Parece ser que, por un asunto o por otro, esta temporada puede terminar para ambos la larga travesía en el desierto. Esto acaba de empezar, pero el Inter confirmó el sábado en Florencia su condición de gran favorito a llevarse el Scudetto. Y veinticuatro horas después, el Marsella asestó en París un golpe de efecto a la Ligue 1 conservando el liderato con un triunfo épico que refuerza su candidatura a pelearle el título al Lyon hasta el final.

No fue el del debut un Inter brillante que pasara por encima del rival, ni siquiera cuando ganaba 0-3. Ni impuso un dominio que obligara a la Fiore a quedarse atrás ni tocó con velocidad en el centro del campo para que los "viola" se volvieran locos persiguiendo el balón. No, eso no ha cambiado. Pero los fichajes han mejorado el rendimiento ofensivo, la calidad en las combinaciones en los últimos metros. Crespo e Ibrahimovic aportan más fútbol en un equipo acostumbrado a vivir sólo de pura pegada. Vieira permite liberar a Figo, que se mueve por detrás de los puntas con total libertad, e incluso a Cambiasso, que puede descolgarse con mayor frecuencia hacia la portería contraria. El argentino fue el hombre del partido, con dos goles y una asistencia. Quizá el arreón final de la Fiorentina puede levantar alguna duda sobre la solidez defensiva del equipo nerazzurro, pero siempre hay que tener en cuenta ante quién se conceden los goles: no es nada fácil controlar a Luca Toni, ese fenomenal delantero centro que está dispuesto a contestar de nuevo a los críticos que le ven como flor de un día, como si 82 goles en tres temporadas fueran pocos. Mancini debe definir para quién serán los laterales, donde debería acabar entrando Fabio Grosso, a quien beneficia enormemente un sistema sin bandas en el centro del campo. Con todo, la victoria en uno de los campos más complicados de la Serie A ante un rival que pelearía por el tercer puesto si no empezara con -19 debe despejar las primeras dudas: este equipo es superior al de años anteriores y está capacitado para aguantarle la ventaja al Milan hasta el final.

Más difícil lo tendrá el Marsella en Francia. Indiscutiblemente, el Lyon sigue siendo el gran favorito en la Ligue 1. Es, de largo, el mejor equipo del campeonato. Debería llevarse el torneo con varias jornadas de antelación. Pero... ¿quién le quita hoy la ilusión a una hinchada -¡y qué hinchada!- enloquecida tras el monumental triunfo de anoche en el Parque de los Príncipes? Trece puntos en cinco jornadas configuran un inicio que ni los más optimistas podían soñar. La forma de ganar ayer al enemigo de máxima rivalidad, sobreponiéndose a las adversidades en territorio hostil, muestra la madurez del equipo de la Costa Azul. Aunque el arbitraje fue calamitoso para ambos equipos, el Marsella se sintió más perjudicado cuando Monsieur Bré ordenó repetir el penalti de Pauleta que había detenido Carrasso -¿futuro portero titular de la selección francesa?-. Pero ni se descompuso ni se vino abajo. Aguantó atrás con su fortaleza recién descubierta -excelente doble muralla con Zubar-Civelli y Cana-M'Bami- y salió con velocidad con un Ribéry que ya se sabe estrella del campeonato -algo que hace un año ya apuntaba, pero que ha confirmado gracias a sus actuaciones con el combinado nacional-. El tridente que forma con Samir Nasri -su celebración en el segundo gol es uno de los momentos de la temporada por lo que supone para un joven canterano marsellés marcar en París- y Mamadou Niang aporta una improvisación y una movilidad que convierte en peligrosos a los discretos delanteros del equipo, Pagis y Maoulida. Y por encima de todo, el Marsella tiene hambre. Hambre de dejar de ser sólo el equipo más grande de Francia por afición y volver a serlo en los terrenos de juego. ¿Este año sí?

viernes, septiembre 08, 2006

Liga uno después del Moggiopoli

El inicio de la Serie A, una de las tres ligas más importantes de Europa, suele constituir una de las fechas más esperadas en el calendario futbolístico. Esta temporada, el interés que despierta la competición, tan afectada por el escándalo de corrupción que se descubrió el pasado mes de mayo, es distinto. No sabría decir si es mayor o menor. Habrá quien haya dejado de creer en el fútbol italiano y ya todo le suene a arreglo. Habrá quien piense que el campeonato ha perdido emoción sin uno de sus grandes candidatos -la Juve- y con otro ampliamente beneficiado por las sanciones convertido en favorito clarísimo -el Inter-. Pero también habrá quien sienta una terrible curiosidad por descifrar enigmas tan atípicos como saber si Milan o Fiorentina remontarán sus penalizaciones y alcanzarán los puestos deseados o por conocer qué equipos lucharán por meterse en la Champions ante la igualdad que se presupone a partir del cuarto puesto. Sea cual sea la actitud de los espectadores, está claro que esta Serie A no tiene nada que ver con las anteriores. Es la primera después del Moggiopoli.

Lo dicho: el Inter es el gran favorito. No tanto por los ocho puntos de sanción con los que parte el Milan, sino sobretodo por los grandes refuerzos que han llegado en el mercado veraniego. Existen dudas sobre la capacidad de Roberto Mancini para acoplarlos y formar por fin un bloque compacto, con espíritu y que transmita algo más que pequeños destellos, pero los "nerazzurri" son los únicos favoritos que realmente han mejorado su plantilla (Grosso, Vieira, Crespo, Ibrahimovic). Milan y Roma cuentan prácticamente con las mismas plantillas y sus esfuerzos se han centrado en procurar que no disminuyera su nivel competitivo. Ricardo Oliveira es un delantero más que decente, pero no es de nivel mundial como Andrej Shevchenko. En la capital, Spalletti ha apostado por la continuidad de un equipo que encadenó una asombrosa racha de resultados y que cuenta con jóvenes prometedores, pero que va a tener muy difícil pelear el título a los conjuntos lombardos. Y como señalábamos en el primer párrafo, quizá la gran incógnita esté en el cuarto puesto. El Palermo, que ha pescado en la Sampdoria y en el Parma (Pisano, Diana, Bresciano, Simplicio) para configurar una escuadra experimentada, parece en cabeza del pelotón. Al retener a sus internacionales Zaccardo y Barzagli, el club siciliano ha demostrado su ambición de crecimiento. Quizá su gran rival para meterse en la Champions sea el Udinese, que sigue con una magnífica política de fichajes fijándose en jóvenes talentos de todo el mundo (Eremenko, Gyan Asamoah, Montiel). Por abajo, la Reggina parece condenada al descenso al empezar con -15 y disponer de un equipo muy modesto. Quienes sí deberían escapar de la quema son la Lazio (-11) y la Fiorentina (-19), aunque a los viola les puede costar una barbaridad y deben ser conscientes de que se pasarán más de media liga en los últimos puestos de la tabla.

jueves, septiembre 07, 2006

El día en el que Healy sí pareció el nuevo Best

Suele suceder en los países que disfrutaron de un mito de proporciones inigualables: andan locos desde entonces por buscarle un sucesor. Cualquier chico que apunta buenas maneras y se distingue de la mediocridad reinante consigue la enésima etiqueta que le convierte en la nueva versión de la leyenda. Salvo raras excepciones, el peso de la comparación le supera y el apodo acaba caducando -aunque la prensa nacional y los aficionados no escarmientan y volverán a usarlo cuando aparezca otro chico mínimamente talentoso-. En Irlanda del Norte, el modelo obvio es George Best. En la última década, dos jugadores que llegaron a vestir -aunque sin éxito- la camiseta del Manchester United consiguieron ingresar en la lista de candidatos a herederos. Le pasó a Keith Gillespie, le sucedió a David Healy. Este último, aunque nunca llegue a tener un nombre en el panorama internacional, ya se ha ganado el estatus de leyenda en el fútbol del Ulster. Máximo goleador histórico de la selección y autor del tanto que derrotó a Inglaterra hace un año, su hat-trick ayer ante España cierra el círculo de machadas que le aseguran la ascensión a los altares de su patria. Fue perfeccionando su forma de definir en cada uno de los tres goles para firmar una actuación individual que, por magnitud histórica, sí hace justicia al osado sobrenombre que ha tenido que cargar tantos años en sus espaldas.

Pero olvidemos a Healy y centrémonos en la actuación de la selección española, en tratar de comprender por qué se perdió un partido aparentemente tan inocente -Irlanda del Norte se tiró dos años, entre febrero del 2002 y el mismo mes del 2004, sin marcar un solo gol-. Además de otra actuación gris en cuanto a ideas y fútbol de ataque, las concesiones defensivas rayaron lo vergonzoso. No es que los errores fueran impropios del nivel que se les presupone a Puyol, Xabi Alonso, Míchel Salgado o Pablo... es que, juntos en un mismo partido, son impropios de futbolistas profesionales. Dos acciones que nacen en saques de puerta, en las que toda la línea defensiva ve venir el balón de cara y nadie se atreve a atacarlo. Una jugada ensayada en la que el delantero centro rival, el hombre de referencia, el contrario al que hay que seguir más de cerca, se descuelga hacia atrás sin que nadie le siga. Inexplicable. Escribía yo en este mismo blog el sábado que en España se tiende a infravalorar los partidos de las fases de clasificación, como si no tuvieran importancia, como si se fueran a ganar con la gorra. Esta actitud, tan repetida en los medios de comunicación y entre los aficionados, parecieron adquirirla ayer los jugadores. Y esto es inadmisible. Luis Aragonés dijo que él había sido el principal culpable de la derrota y que los grandes errores fueron suyos. ¿Cuáles? Probablemente no lograr transmitir la importancia del choque a sus discípulos, no conseguir despertarles de la empanada mental con la que afrontaron el compromiso en Belfast. Porque por muy mal que se jugara ayer, sin los regalos atrás se hubiera ganado. Ahora hay que observar con cierta preocupación como Suecia, Dinamarca e incluso Islandia ya han sacado adelante partidos fuera de casa, algo fundamental en un grupo en el que casi todos los desplazamientos entrañan cierto peligro. No sé qué decisiones hay que tomar, pero lo que está clarísimo es que no se puede volver a encarar un partido de esta trascendencia como si se tratara de un curioso amistoso de verano.

martes, septiembre 05, 2006

Historias de fútbol en el Ulster

Me pide un lector habitual del blog, desde hace ya bastante tiempo, que retrate en un artículo el ambiente futbolístico que se respira en Irlanda del Norte a partir de mi experiencia durante un breve viaje a la isla el mes de julio del año pasado. Creo que, aprovechando la visita de la selección española a Belfast el próximo miércoles, es un buen momento para introducirnos brevemente en una de las parcelas de la vida cotidiana que, como casi todas en el Ulster, está dominada por la división social e impresionantemente sectaria de la sociedad. Por ello, es imposible que las siguientes líneas hablen sólo de fútbol. El contexto es absolutamente necesario.

Llegar al centro de Belfast por la noche, cuando el día muere pero la luz se resiste a abandonar el veraniego cielo irlandés, supone estremecerse ante la imagen de una ciudad aparentemente fantasma. No hay actividad alguna en los aledaños del City Hall, el mayor monumento de la capital, ni en las avenidas cercanas -Donegall Place, Royal Avenue-, cuyas construcciones y medidas harían pensar en arterias bulliciosas y frenéticas. No hay nadie a quién preguntar dónde queda un hotel y enseguida el viajero se pregunta por qué diablos se le ocurrió llegar hasta allí. Cuando uno va adentrándose en la cruda realidad de la urbe llegan las respuestas. El centro es una de las pocas zonas neutrales de Belfast en las que conviven católicos y protestantes. Sólo hasta cierta hora, pues no hay viviendas y el desierto aparece cuando cierran los comercios. Los compañeros de trabajo no pueden ni preguntarse dónde viven, no vaya a ser que descubran que comparten demasiado tiempo con alguien del bando enemigo. Estas consignas de intentar aislar el conflicto, como si se tratara de una burbuja en medio del caos, explican por qué en los pubs más populares del centro se prohíbe acudir con camisetas o bufandas de equipos de fútbol.

Windsor Park, el estadio de la selección de Irlanda del Norte, se encuentra en uno de los barrios de mayor tradición protestante de Belfast -y es, además, donde juega sus partidos el Linfield, un club a cuya afición se ha relacionado insistentemente con actitudes sectarias-. Nada de ello es casual. Aunque la Federación Irlandesa está realizando esfuerzos para intentar unir a las dos comunidades en torno al equipo nacional, es evidente que la base de aficionados que apoyan a la selección es de inmensa mayoría protestante -casi absoluta-. Los católicos que habitan en el Ulster, que desean la integración de la región en la República de Irlanda, animan al equipo que tiene su sede en Dublín y sueñan con una selección irlandesa unida. Incluso algunos jóvenes católicos están renunciando ya a jugar con el equipo del norte y la FIFA empieza a hacer la vista gorda para que puedan actuar con el combinado del sur. Todo este proceso se está acelerando desde que el capitán de Irlanda del Norte Neil Lennon abandonara la selección al recibir amenazas de muerte por su condición de católico y de jugador del Celtic.

Y es que el pobre nivel de los clubes de la zona convierte la rivalidad Rangers-Celtic en la división real en los corazones futbolísticos de los norirlandeses. Y, obviamente, la afinidad se corresponde con la filiación ideológica y religiosa. Los dos grandes clubes de Glasgow son elevados a los altares por sus respectivas comunidades, y no es nada extraño observar fachadas de viviendas decoradas con murales que reproducen las estrellas de uno y otro equipo. Aunque el asunto encierra otras pequeñas historias. En Derry, la ciudad con mayor presencia de católicos pro-irlandeses del Ulster -y cuyo nombre oficial es Londonderry, algo que disgusta enormemente a gran parte de sus habitantes, que tachan la primera parte de la palabra en prácticamente todos los carteles-, el equipo local cuenta con una afición tan comprometida con la causa que las autoridades se vieron obligadas a trasladarlo a la liga de la República de Irlanda. Y es que mantener al Derry City en el campeonato de Irlanda del Norte suponía un riesgo de altercados constante, algo que ya se había vivido en la historia futbolística de la región. En 1949, el Belfast Celtic, el representante de la población católica de la parte oeste de la capital, se retiró de la liga al sentirse maltratado por la federación y la policía después de una batalla campal en el derbi de máxima rivalidad ante el Linfield durante el Boxing Day de 1948. Durante años, una parte importante de la ciudad se quedó huérfana de representante futbolístico, hasta que en 1970 se formó el Donegal Celtic, que hoy compite en primera división y cuya mayoría de jugadores nacieron en la República de Irlanda. Pero su papel en la máxima categoría es secundario y la gran rivalidad del campeonato no tiene hoy tintes políticos, ya que el Glentoran, el segundo equipo del territorio por detrás del Linfield, es, aunque más moderado, básicamente protestante.

domingo, septiembre 03, 2006

De Jablonec al mundo

Aunque el resultado más destacado de la jornada internacional de ayer sábado fue el sorprendente empate de Italia en Napoli ante Lituania, el gran personaje a nivel individual acabó siendo un delantero checo al que casi nadie conocía hasta la fecha. Obligado a recurrir al producto autóctono de la liga nacional ante el aluvión de bajas en ataque, Karel Brückner -que continúa en el cargo pese al fracaso del Mundial- sorprendió con una convocatoria en la que destacaba la presencia de dos novatos llamados a última hora. Para el debut ante Gales en Teplice, los centroeuropeos debían llevar la iniciativa, por lo que el veterano técnico decidió que otro debutante, Marek Kulic, acompañara a Jan Koller en la punta de ataque. A falta de un cuarto de hora para el final se mantenía el empate a cero, de modo que ingresó en la cancha otro delantero, David Lafata. Nadie podía imaginar que aquella sustitución sería tan trascendente. En menos de un minuto ya había inaugurado su cuenta goleadora internacional y su figura volvió a emerger en el 89' para anotar el definitivo 2-1 después de que los galeses hubiesen empatado justo antes.

Así que, un rato más tarde, casi todos los que consultamos los resultados de la jornada nos hicimos la misma pregunta: ¿quién es David Lafata? Sólo los grandes seguidores de la liga checa podían conocerle, ya que nunca había jugado en competiciones europeas ni con la selección absoluta. Debutó a los 18 años con la primera plantilla del Ceske Budejovice, aunque antes de hacerse un hueco en el equipo maduró con una cesión al Vysocina Jihlava de segunda división. Volvió para ser titular, y en la temporada 2003-2004 se convirtió en uno de los delanteros estelares del campeonato al conseguir 14 goles. Tras un año siguiente bastante discreto, decidió aceptar una extraña experiencia en la liga griega al fichar por el Xanthi. No cuajó y en enero volvió a la República Checa con el Jablonec, que perseguía una plaza europea que finalmente se esfumó. Pero quizá el gran salto de David Lafata, que tiene ahora 24 años, llegue esta temporada: ha convertido cuatro tantos -es el único goleador de su equipo hasta el momento- en las cinco primeras jornadas de liga, lo que le valió la convocatoria de Brückner. El doblete de ayer puede abrirle definitivamente las puertas del fútbol internacional. Y como es más que comprensible, hoy el Jablonec presume en su página web de su nuevo héroe nacional.

sábado, septiembre 02, 2006

Empieza la Euro 2008

Aunque para ser más exactos hay que marcar el pasado 16 de agosto como punto de partida de la fase de clasificación para la Eurocopa de Austria y Suiza 2008, la jornada de hoy representa para la mayoría de las selecciones participantes el inicio del camino. La eliminación de los play-off -llamados también "repescas"- es la gran novedad de una competición que se ha extendido -grupos de siete y ocho equipos- y que premiará a los dos primeros de cada liguilla.

Sabido es que en España se suelen despreciar estos partidos previos, considerando que cualquier sufrimiento para llegar a los grandes torneos supone hasta vergonzoso. Pero los últimos precedentes deben funcionar como una advertencia: ya no hay paseos en el fútbol global ni encuentros ganados de antemano. Puede serlo el de hoy frente a Liechtenstein -selección que, aunque suene a broma, mejoró de forma espectacular en la pasada calificación para Alemania 2006, empatando ante Portugal y goleando en Luxemburgo-, pero el grupo F plantea serias dificultades. De entrada, y hoy se encarga de recordarlo la propia UEFA, es el único en el que comparecen cuatro equipos que estuvieron presentes en Portugal 2004: España, Suecia, Dinamarca y Letonia. Si lo de los bálticos fue un milagro de difícil repetición, las dos escuadras escandinavas son dos clásicos acostumbrados a superar las fases previas. Dicho de otra manera: hay dos plazas para tres equipos y no está nada claro quién se quedará fuera. Evitar tropiezos estúpidos -ya no hoy, pero sí por ejemplo el miércoles en Belfast, donde la selección de Iñaki Sáez cedió el primer puesto a Grecia tres años atrás- es absolutamente fundamental.

De la jornada de hoy, destaca especialmente el Alemania-Irlanda que se disputa en Stuttgart, con Joachim Löw debutando en partido oficial como entrenador principal del tercer clasificado del último Mundial. Más plácidos se presentan los estrenos de Roberto Donadoni en el Italia-Lituania y de Steve McClaren en el Inglaterra-Andorra. La campeona de Europa Grecia arranca la defensa del título con un incómodo -aunque de obligada victoria- desplazamiento a Moldavia.