miércoles, mayo 31, 2006

El porqué de Ribéry

Artículo breve para destacar algunos detalles que nos han dejado los dos amistosos más importantes del día: el Francia 2-0 Dinamarca de Lens y el Suiza 1-1 Italia de Ginebra. Abajo tenéis también el análisis del grupo D que he colgado por la tarde.

Ya dije en su momento que no me parecía que el "culpable" de la omisión de Ludovic Giuly en la lista de Francia fuera Franck Ribéry. Cabían los dos. El extremo del Barça podía haber entrado, por ejemplo, por alguno de los delanteros suplentes: Cissé, Saha o Wiltord. Tres son muchos, sobretodo si tenemos en cuenta que las dos plazas titulares están justamente asignadas a Thierry Henry y David Trezeguet. Pero por si realmente fue el jugador del Marsella el que birló a "Ludo" el último puesto, hoy Domenech nos ha justificado el porqué de su elección. Francia jugará sin extremos. Sin bandas en ataque. Y a Ribéry le quiere como suplente de Zidane: para darle absoluta libertad. Para ocupar la media punta por detrás de los dos delanteros y por delante del trivote. En ese puesto se situó cuando sustituyó a Zizou durante los últimos 24 minutos de partido. Hizo varias cosas buenas. La mejor: forzar un penalti que Wiltord convirtió en el 2-0. Su versatilidad ha sido pues clave para acudir al Mundial. Y no olvidemos que en Francia tiene el apoyo de prácticamente toda la afición y la prensa, pues ha sido la gran aparición del año en la Ligue 1. Que en Saint-Denis le abuchearan y hoy le ovacionaran no obedece a ningún referéndum, sino a hechos puntuales: en París se le odia por jugar en el OM y en Lens se le quiere por ser de la región (nació en Boulogne-sur-Mer). En general la gente está con él. Y está claro que puede aportar mucho aire fresco en partidos que se bloqueen.

El Suiza-Italia de Ginebra parece haber dejado más satisfecho al equipo local que a la favorita visitante. Los de Lippi fueron incapaces de dominar el partido y además no probaron en ningún momento la dupla Toni-Gilardino que tan bien funcionó ante Holanda y Alemania. Suiza apunta buenas maneras, aunque hoy Frei estuvo alarmantemente aislado en ataque. Interesante actuación de Johannes Djourou, que como siga a este nivel es capaz de robarle el puesto de titular a su compañero en el Arsenal Philippe Senderos. Pero más allá de las apreciaciones sobre el juego, que siempre hay que relativizar en este tipo de partidos, sorprendió la dureza con la que se emplearon los italianos. Las entradas de Gattuso a Spycher y de De Rossi a Margairaz fueron escalofriantes. No sé si será el orgullo transalpino y las ganas de responder al mundo ante todas las sospechas sobre su fútbol, pero está claro que si los futbolistas se emplean con la tensión competitiva de una final, el árbitro también debe hacerlo. Y hoy Peter Sippel no lo ha hecho. La buena noticia es que, a priori, parece que nadie ha salido gravemente perjudicado.

Grupo D: Con los papeles cambiados

Por nombres y aspectos mediáticos, Portugal debería ocupar una plaza entre las cabezas de serie de este Mundial. Fue la finalista de la última Eurocopa, lo que supone, con la ausencia de la campeona Grecia, que se trata de la selección que más lejos llegó en el último gran torneo de entre todas las representantes del viejo continente en Alemania. Posee además jugadores de primer nivel, como Deco y Cristiano Ronaldo -pocos meterán ya a Figo en esta lista-. Aunque no se encuentre entre las grandes favoritas, que ganase el campeonato no podría ser considerado como una sorpresa mayúscula. Y pese a todo ello, la selección que aterrizó en el Grupo D procedente del bombo del glamour no fue el combinado luso, sino México. Al equipo azteca le vendría mejor la etiqueta de tapado, pero sus buenas actuaciones en las últimas citas le han catapultado el coeficiente. Y esa condición sorprendió a muchos observadores, pues es difícil reconocer el nivel del "tri" si no se sigue con frecuencia la liga de su país: retenidos por los generosos sueldos, los futbolistas que destacan en el campeonato nacional no tienen necesidad de emigrar al exterior. Pero ya mostraron el año pasado en la Copa Confederaciones, con un gran triunfo en la fase de grupos ante Brasil, que son capaces de competir con los mejores. Aparentemente, las dos primeras plazas de esta liguilla parecen adjudicadas, aunque las voces que anuncian la eclosión asiática apuntan a Irán como una de las posibles sorpresas de este campeonato. Difícil lo tendrá, aunque su "armada alemana" se sentirá como en casa. Apenas sin opciones aparece una Angola que decepcionó en la Copa África y cuya clasificación por delante de Nigeria es una de las historias más llamativas de la fase previa.

México: La unión, solidaridad y espíritu de equipo que la escuadra tricolor transmite en el campo desaparece asombrosamente fuera de él. Al técnico argentino Ricardo La Volpe le llueven palos desde todos los estamentos del fútbol mexicano. Para empezar, de varios entrenadores locales, sobretodo Hugo Sánchez, que se ha postulado como su gran enemigo. El ex delantero del Madrid no está de acuerdo en que un extranjero dirija el combinado nacional, le critica su obsesión por nacionalizar jugadores -o lo que ellos llaman "naturalizar"- y le define incluso como mala persona. No hay semana que uno y otro no se crucen duras declaraciones en la prensa. El asunto de los futbolistas no nacidos en el país y que lo representarán en el Mundial se ha convertido en una cuestión casi de Estado. Finalmente, La Volpe ha incluido a dos: el centrocampista brasileño del Toluca Antonio Naelson "Zinha" -llegado en 1997 y casado con una mexicana- y el delantero argentino del Villarreal Guillermo Franco, el caso más polémico de todos porque sólo pasó tres años y medio en México, donde además no tiene ninguna conexión familiar-. Pero hay más: la prensa le critica la inclusión de su yerno Rafael García, Cuauhtemoc Blanco se queja porque no ha ido convocado e incluso en el propio seno del equipo el delantero Fonseca le cuestionó su suplencia el pasado sábado contra Francia. Pero si la escuadra sabe sobreponerse a toda esta presión, tiene fundamentos para hacerlo muy bien. El sistema defensivo es casi impecable: con tres centrales, la ayuda de Márquez por delante y dos carrileros de largo recorrido -atención al finísimo Gonzalo Pineda-, es muy difícil penetrar en una zaga que fue capaz incluso de dejar a cero a Brasil en la pasada Copa Confederaciones. Y cuando sale al contragolpe, lo hace con velocidad, versatilidad y valentía. Luis Pérez aporta el talento en el último pase para combinar con el determinante Jared Borgetti o el rompedor "Guille" Franco. El objetivo es mejorar los octavos de final de Corea y Japón 2002. Tormentas del entorno al margen, hay equipo para conseguirlo.

Portugal: Scolari ha apostado por el mismo bloque que fue subcampeón europeo hace dos años. Es casi la misma selección, con lo que ello tiene de bueno -el grupo es sólido y está conjuntado- y con lo que ello tiene de malo -puede dar la sensación de estar algo caduco y los rivales se saben de memoria su forma de jugar-. Sólo hay dos ausencias notables con respecto a aquel equipo: el central Jorge Andrade, al que costará reemplazar, y un ya muy veterano Rui Costa. La afición lusa esperaba con cierta ilusión que dos de los jugadores más excitantes de su campeonato nacional, Ricardo Quaresma y Joao Moutinho, tuvieran sitio en la lista. Su gozo en un pozo. El entrenador brasileño les mandó a la sub-21, donde la potentísima selección portuguesa ha fracasado estrepitosamente quedándose fuera en la fase de grupos pese a ser la organizadora. El equipo ofrece pues pocas dudas. Fernando Meira es el mejor posicionado para acompañar a Ricardo Carvalho en el centro de la defensa y todos los demás podrían ser exactamente los que formaron el once que llegó a la final ante Grecia. Aunque, si nos guiamos por el rendimiento que han ofrecido este año, quizá Tiago merecería entrar en lugar de Maniche. Deco -que aquí juega como en el Oporto, absolutamente liberado de tareas defensivas- y Cristiano Ronaldo aportan el talento en los últimos metros para desequilibrar. Si Pauleta funciona al nivel del PSG -y no al de la Eurocopa-, el aspecto realizador tampoco debería ser un problema. Hay equipo, pues, para llegar a cuartos como mínimo.

Irán: Apunta cierta corriente de opinión que la selección persa puede ser la gran revelación del Mundial. Lo reitero: yo lo veo muy complicado. Los dos grandes rivales del grupo cuentan con plantillas mucho más profesionalizadas y acostumbradas a competir al máximo nivel. Es cierto que los cinco "alemanes" de arriba poseen calidad técnica e improvisación para sorprender: Karimi (Bayern) con su conducción, Mahdavikia (Hamburgo) con sus asistencias, Zandi (Kaiserskautern) con su llegada, Hashemian (Hannover) con su capacidad rematadora y Ali Daei (ahora en el Saba Battery local, estuvo cinco temporadas en la Bundesliga) con su experiencia, liderazgo y récord goleador -máximo artillero histórico en activo en cualquier selección con 109 tantos-. Pero el nivel defensivo del equipo ofrece muchas dudas. Sólo Rezaei actúa en Europa y sus compañeros pueden sufrir mucho midiéndose a delanteros de categoría mundial. Se esperan grandes cosas del joven lateral derecho Hosein Kaebi, que a sus 20 años ya ha disputado 48 partidos con la selección absoluta -debutó con 16- y ha probado en varios equipos ingleses. El seleccionador Branko Ivankovic ha sido duramente criticado por la prensa local, que le acusa de conservador y no quedó nada satisfecha con el rendimiento del equipo en la fase previa, donde pese a ello Irán consiguió el billete directo a falta de una jornada. Aunque parezca mentira, habrá hasta presión: por primera vez se creen con posibilidades de pasar ronda. Lo de ir a aprender ya forma parte del pasado.

Angola: Uno de los equipos más modestos de la competición. No sólo por nombre, también por potencial. Eliminó a Nigeria en lo que fue una de las grandes sorpresas de toda la fase de clasificación, basando su éxito en su gran rendimiento en Luanda, donde sumó todos los puntos en disputa -los rivales han atribuido ese registro al lamentable estado del terreno de juego y a ambientes propios de encerronas-. Pero quizá el resultado que les valió el pase fue el 1-1 en Lagos. Hurgando a fondo en el historial de algunos jugadores se aprecia lo alejados que están de las grandes estrellas destinadas a brillar en Alemania. Es famoso el caso del portero titular, Joao Ricardo, que se ha pasado toda la temporada sin equipo, practicando en solitario, después de que el Moreirense no le renovara. O el de la estrella nacional, Fabrice Akwa, al que el Al Wakra qatarí rescindió el contrato en febrero por motivos de disciplina y que ha estado preparando el Mundial entrenando con el Aviaçao, un club local. Ante la evidente carencia de jugadores competitivos, la federación ha buscado en Portugal futbolistas que hubieran nacido en Angola o que tuvieran antecedentes familiares en el país. Encontró, por ejemplo, a Edson, un extremo zurdo que milita en el Paços Ferreira y que es de lo más interesante que las "palancas negras" nos pueden ofrecer en suelo germano. A sus 26 años, se fijaron en él cuando le vieron despuntar en la Superliga portuguesa esta misma campaña. Llevaba ya años en divisiones inferiores lusas, pero nunca había representado a su Angola natal hasta el mes de noviembre del año pasado. Resulta chocante que el jugador más conocido del país, Pedro Mantorras, suplente en el Benfica, no sea titular en la selección. El habilidoso Akwa -técnicamente bueno, pero muy fallón ante puerta- y el goleador Flavio, que milita en el Al Ahly egipcio, campeón de África en 2005, le cierran las puertas. La clase en el centro del campo la proporciona Paulo Figueiredo, un veterano del Varzim -segunda división portuguesa- que nació en Angola pero que volvió a la tierra de sus padres a los tres años cuando la antigua colonia se independizó. Seguro que para él, como para todos sus compatriotas, el encuentro ante Portugal -qué caprichoso el sorteo, de nuevo- será algo más que un partido de fútbol.

Revolución antes de empezar

Durante setenta minutos en Leverkusen, el orden establecido del fútbol mundial se tambaleaba a sólo diez días del inicio de Alemania 2006. Los presagios de la revolución, del nuevo panorama que viene desde África, Asia y Estados Unidos para acabar con el binomio europeo-sudamericano se convertían en realidad incluso antes de que empezara a rodar el balón en partidos oficiales. La anfitriona, todo un representante clásico del organigrama que ha dominado el mapa balompédico hasta nuestros días, observaba asombrada como unos tipos pequeñitos, muy parecidos todos y con nombres raros y largos, les estaban sacando los colores. Era un baño. Japón parecía el Arsenal: salía tocando el balón desde atrás a una velocidad vertiginosa, practicaba un intercambio de posiciones incontrolable, movía la pelota con enorme fluidez y llegaba arriba al contragolpe con una rapidez que dejaba en evidencia la lentísima defensa germana. Sólo fallaba la definición. Hasta en cuatro ocasiones marraron los nipones acciones de uno contra uno ante un Lehmann soberbio. Las palabras de Zico, que hace un par de semanas lamentaba el escaso instinto matador de sus hombres -"no puedes crear goleadores"-, cobraban su valor más real. Pero entonces apareció Naohiro Takahara, al que los alemanes sí conocen porque lo tienen de suplente en el Hamburgo, para finalizar dos jugadas académicas. Y Klinsmann no sabía donde meterse. Nakamura distribuía a su antojo, Yanagisawa se escabullía como un hombre invisible, Komano subía la banda con la clase de un extremo brasileño y Nakata era por fin mediático gracias a su fútbol. Incluso Kawaguchi demostró que el concepto portero-líbero ya ha llegado a Japón. Pero el orgullo alemán apareció a balón parado y el oportunismo de Klose y Schweinsteiger equilibró el encuentro (2-2). Mitigó la herida, devolvió la fe, pero el susto nadie se lo quita del cuerpo. Y no sólo es una advertencia al anfitrión: lo es para todo aquel que desprecie equipos cuyo nombre está a años luz de su fútbol.

El Inglaterra-Hungría de Old Trafford venía precedido por un par de declaraciones de Eriksson muy interesantes. La primera, por su trascendencia: los once que saltaran a Old Trafford formarían contra Paraguay en el debut mundialista. La segunda, por su carácter insólito: el técnico reconoció que llamó a Mathaus para ofrecerle disputar este amistoso... ¡si accedía a jugar exactamente como lo hace Suecia! Y estaba preocupado Sven, porque como los magiares han cambiado de seleccionador, el compromiso ya no era válido y se le frustraba su prueba para el duelo más duro -a priori- que tendrá en la fase de grupos. Pero vayamos a lo serio: finalmente optó por un 4-1-3-1-1, con Carragher de medio centro defensivo y Gerrard por detrás del único delantero, Michael Owen. Queda pues resuelto el problema del encaje. Ninguno de los dos llegadores tendrá la tarea básica de recuperar balones. Lampard arrancará desde más lejos y Gerrard estará más cerca del área. En esta última decisión tiene parte de responsabilidad Rafa Benítez, que ya utilizó a su capitán en esa posición en varios partidos a lo largo de la temporada. Tras una primera parte más bien gris, los "pross" mejoraron en el segundo tiempo con Hargreaves de pivote y ganaron 3-1 con goles de Gerrard, Terry y Crouch.

Y Pékérman apostó finalmente por el siguiente 3-4-1-2: Abbondanzieri; Burdisso, Ayala, Heinze; Maxi Rodríguez, Mascherano, Cambiasso, Sorín; Riquelme; Crespo y Saviola. Angola no fue rival para una Argentina que decidió en el primer tiempo con goles de sus dos hombres de banda (2-0). Messi jugó la última media hora y la prensa argentina quedó satisfecha tanto con su actuación personal como con la del colectivo.

lunes, mayo 29, 2006

Grupo C: Favoritas en peligro

Se ha puesto muy de moda la expresión "grupo de la muerte" para definir aquella liguilla de la primera fase que cuenta con mayor competencia y cuyo nivel global es el más elevado de todos. Desde el día del sorteo hubo acuerdo para entregarle esta etiqueta al cuadro que conforman Argentina, Holanda, Costa de Marfil y Serbia y Montenegro. Incluso se llegó más lejos: desde el país sudamericano se puso en duda la limpieza del sorteo y se recordó que es el segundo Mundial consecutivo en el que la albiceleste queda encuadrada en el único grupo donde, en realidad, todos pueden pasar y todos pueden irse a casa -en el 2002, como ya apuntábamos el jueves, quedó emparejada con Inglaterra, Suecia y Nigeria-. Sea como sea, está claro que el pase a octavos no será un trámite para ninguna de las cuatro selecciones. La frontera entre el éxito más rotundo y el fracaso estrepitoso es muy frágil, ya que viviremos probablemente la eliminación de uno o dos equipos que si pasaran esta primera criba podrían llegar muy lejos. Y la presión es máxima. Argentina no puede permitirse otra eliminación prematura, Holanda ya no estuvo en Corea y Japón 2002 y Costa de Marfil ha alimentado unas expectativas tan altas que ya no puede coger por sorpresa a nadie. Se decía que sería la nueva Senegal, pero aunque también en aquella ocasión se trataba del subcampeón de África, la atención mediática y los pronósticos no habían sido tan generosos con los Diouf y compañía como lo son ahora con el equipo de Drogba. Y Serbia y Montenegro ya ha elegido a quién se quiere parecer: a la Grecia de Portugal. Equipo de perfil bajo, que se cierra bien y que quiere acabar dando la gran sorpresa. Habrá pues víctimas ilustres en un grupo que tendrá como grandes beneficiarios a los aficionados, ya que nos deparará seis partidos de mucho nivel.

Argentina: Siempre entre las favoritas por tratarse de una fábrica inagotable de talentos, la albiceleste no parte esta vez en cabeza de las apuestas como sí lo hiciera -para darse un batacazo- en el Mundial asiático. Aunque ellos sí confían mucho en la clase de Riquelme, en el descaro de Messi, en el gol de Crespo y en la potencia de Tévez, la inconsistencia en el juego y en los resultados desde que asumió el cargo José Pékérman rebajan ligeramente el tono de euforia que siempre existe en el país antes de las grandes citas. También la final de la pasada Copa Confederaciones, en la que Brasil demostró estar varios mundos por delante. No es un problema de jugadores, pus los hay y muy buenos. Es sobretodo una cuestión de rodaje, de apostar por un sistema y unos hombres fijos y mantenerse fiel a ellos hasta el final. ¿Cómo jugará Argentina? Hay que tenerlo claro para que el equipo sea fiable y a día de hoy ese no es el caso. Resulta llamativo el siguiente extracto sacado de la edición digital del Diario Olé de hoy: "Aunque la información dura diga que José apostó por Tevez-Crespo de entrada el matiz es que está probando variantes: Carlitos puede ser un 9 distinto, no un faro como Cruz o Crespo. El entrenador también quiso volver a ensayar, en los últimos diez minutos del partido, el sistema que utilizó ante Croacia en marzo: 4-2-2-2, con el cuadrado mágico que forman Messi, Román, Saviola (en Basilea jugó el Apache) y Crespo. [...] Así, la Selección va terminando de peinar su estilo. Que puede ser un duro 4-4-2, que puede ser un elástico 3-4-1-2 (Sorin en el medio), que puede transformarse en un 3-3-2-2 (Maxi-Román como doble enlace y Masche de 8) y que puede terminar en el 4-3-1-2 (Maxi de 8, Cuchu carrilero)." Casi nada, vamos. Pero no todo es negativo: la presencia de centrocampistas de estilo más europeo como Mascherano -aunque no haya salido de su continente- y Lucho González permite un cambio de guión rápido cuando sea necesario subir el ritmo del partido. La calidad no se discute y si el ensayo general de mañana ante Angola se convierte en la decisión final y no en otra prueba más, la hinchada albiceleste sabrá por fin con qué once debe ilusionarse. Y con motivos.

Holanda: Tenía la revolución de Marco van Basten una pinta excelente. Juventud, aire fresco y apuesta por el producto nacional -hacía mucho tiempo que no se daba tanta confianza a jugadores de la Eredivisie-. Parecía que cualquiera que destacaba un poco en su equipo -se llamara como se llamara, no sólo los tres grandes- tenía cabida en la selección oranje. Y así ha sido en los dos años que el mítico ex delantero lleva en el cargo. Pero todos estos atributos positivos han quedado oscurecidos por la omisión de Klaas-Jan Huntelaar de la lista definitiva. El supergoleador del Ajax no había disputado un sólo minuto de la fase de clasificación, pero los 33 tantos que convirtió en el campeonato parecían colocarle el cartel de indiscutible. Traicionando gran parte de los argumentos que habían regido su mandato -la experiencia no cuenta más que el momento de forma actual, van los que destacan en sus equipos-, el seleccionador prefirió a Vennegoor of Hesselink -11 goles- y a Ryan Babel -2-. Pero lo hecho, hecho está. Y esta Holanda sigue teniendo, aún sin Huntelaar, un potencial ofensivo tremendo. Robben, van Persie, van der Vaart, van Nistelrooij y Kuijt, junto a los dos ya mencionados, configuran un abanico de opciones que ya querrían para sí muchas selecciones. Incluso los centrocampistas ofrecen una llegada formidable: van Bommel, Cocu, Sneijder... El problema llega a la hora de defender, donde los Krompkamp, Mathijsen, Ooijer, De Cler, Heitinga o Jaliens, pese a mostrar buenas maneras, ni se han probado en ligas de alta exigencia -cameos del primero al margen- ni son reconocidos como futbolistas de nivel mundial. Será pues esta Holanda un equipo atractivo cuyos partidos parecen prometer convertirse en un intercambio de golpes. Y esto, en un grupo tan parejo como este, siempre es un riesgo.

Costa de Marfil: La prometida revelación que ya no lo será por lo mucho que se ha anticipado su condición de sorpresa si consigue hacer un buen papel. Tendrá excusa al menos si cae en la primera ronda, pues el grupo es terrorífico. Tiene sus opciones, claro está, pues presenta uno de los bloques más equilibrados que se le recuerda a una selección africana en los últimos campeonatos del mundo. Posee jugadores de primer nivel en todas las líneas excepto en la portería, su gran punto débil. Kolo Touré y "Manu" Eboué no necesitan presentación tras colaborar activamente en el récord de imbatibilidad del Arsenal en la Champions. Arthur Boka es un lateral zurdo muy competente al que el descenso del Estrasburgo no debe condenarle a jugar el año que viene en la Ligue 2. Yaya Touré y Zokora forman un doble pivote que combina potencia, elegancia y dinamismo. A ambos les siguen clubes de primer orden en el concierto europeo. Akalé completa una banda izquierda eminentemente vertical y asegura una depurada finalización de las jugadas por su extremo. Yapi-Yapo, Emerse Fae y Abdel-Kader Keita cumplen de sobras en la derecha. Kalou, Dindane y Arouna Koné se disputan con muy buenos argumentos cada uno de ellos el puesto de acompañante del gran referente del equipo, Didier Drogba. A veces criticado en el Chelsea, este delantero que causa estragos en las defensas rivales con sus movimientos incontrolables tiene en este Mundial una gran reválida. Si rinde al nivel del grupo preliminar, el sueño marfileño de colarse entre las mejores no será una utopía.

Serbia y Montenegro: No es fácil encajar un sólo gol en una fase de clasificación para el Mundial. La selección balcánica lo consiguió en un grupo donde estaban, entre otros, España, Bélgica y Bosnia-Herzegovina. Esta notable estadística ha reforzado el prestigio defensivo de una escuadra que cuenta con tres centrales de muy buen nivel -Gavrancic, Vidic y Krstajic- y que tiene en el centro del campo a peloteros que representan la reconocida escuela técnica de la antigua Yugoslavia: Stankovic, Djordjevic, Vukic, Ergic o Ilic. También hay espacio en este equipo para pivotes defensivos trabajadores -Duljaj, Nadj- que contribuyen a la tarea de cerrar espacios y que definen el estilo más bien contragolpeador de la escuadra de Ilija Petkovic. Un estilo que le viene de maravilla a Mateja Kezman por su movilidad, que le convierte en el titular fijo en la delantera. A su lado se alternan Sabo Milosevic, para finalizar las incursiones por banda de Basta o de Koroman, y Nicola Zigic, un gigante especializado en bajar balones y que no se maneja mal con los pies. Con seriedad y paciencia, este bloque sólido puede desgastar a más de una favorita. Son los que parten con menos opciones en este grupo, pero en otros hay equipos peor situados. Y esto, viendo los compañeros de viaje que les ha tocado, ya es un gran elogio. Por cierto, aunque la selección seguirá representando a los dos territorios que hasta ahora formaban un mismo estado, la lesión de Vucinic deja al equipo sin ningún jugador montenegrino.

domingo, mayo 28, 2006

Pensando en algo más

Los amistosos pre-mundialistas sirven, básicamente, para perfilar el once titular de las selecciones de cara a la cita oficial. Para que los entrenadores despejen dudas, para que los futbolistas vayan asumiendo cuál será su papel y para que periodistas y aficionados vayamos aprendiéndonos de memoria la composición de los equipos. Porque sobre el césped, en el juego, pocas conclusiones se pueden extraer. Les falta a los partidos aquella tensión competitiva, el saber que lo que se está jugando va en serio. Es difícil que los que esperan brillar en el Mundial no tengan puesta ya la mente en Alemania. Son como los partidillos de los jueves en los entrenamientos de los clubes: el resultado poco importa. Sólo la práctica, el engrasar la máquina, la interiorización de los movimientos colectivos...

Así que vayamos a lo realmente importante de ayer. España jugó con Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Pablo, Antonio López; Senna, Albelda, Cesc; Luis García, Torres y Villa. La movilidad de arriba trenzó jugadas interesantes en los primeros veinte minutos pero falló la definición. Creo que el jugador con más gol de este equipo es el delantero del Valencia y que lo que más le beneficiaría sería estar cuanto más cerca mejor de las posiciones de remate. Luis Aragonés nos enseñó un atrevido "Plan B" para cuando los partidos se bloqueen, apostando por un 3-3-4 con dos extremos puros.

En Saint-Denis, en la despedida de Zinedine Zidane del estadio en el que ganó el Mundial 98, se enfrentaban dos cabezas de serie de la cita alemana. Francia formó con Barthez; Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal; Vieira, Makelele, Malouda; Zidane; Cissé y Trezeguet. Sólo faltó Henry, al que se le dio descanso -se incorporó a la concentración tarde, con permiso-, pero el resto del once será el titular de Domenech. Este sistema, como tantas otras cosas en este equipo, parece pensado para darle libertad absoluta a Zizou. Se sacrifican los extremos y se adecua a Malouda a una posición de interior. Me parece acertado y productivo, pues si el mito marsellés debe seguir siendo importante en la selección, esta es la manera. México, por su parte, alineó un 3-4-1-2, con Oswaldo Sánchez; Osorio, Suárez, Salcido; Castro, Pardo, Márquez, Pineda; Luis Pérez; Franco y Borgetti. Jugadores poco conocidos, pero siempre un equipo muy solidario, que se cierra bien y sale con alegría. Puede complicarle la vida a más de uno.

Holanda, ante Camerún, insistió con el 4-3-3 preferido de van Basten. La gran novedad fue que los dos extremos que ayer eligió son zurdos y dejó a Kuijt en el banquillo. Formó con van der Saar; Kromkamp, Ooijer, Mathijsen, van Bronkhorst; Sneijder, Cocu, van Bommel; van Persie, van Nistelrooij, Robben. La alineación nos muestra ya un equipo partido, en el que el nivel de la gente ofensiva es muy superior al de los de atrás. No hay tampoco un medio centro defensivo puro. Cocu ejercerá esa función, pero perderá así su gran capacidad para llegar.

Y la anfitriona Alemania se dio un previsible festín ante Luxemburgo. No estaban Ballack ni Lahm, pero el once que sacó Klinsmann se asemeja bastante al que veremos en el partido inaugural ante Costa Rica. Fue el siguiente: Lehmann; Friedrich, Huth, Metzelder, Jansen; Schneider, Frings, Borowski, Schweinsteiger; Klose y Podolski. Aunque la oposición era mínima, fue bueno observar que el protagonismo lo asumieron Schweinsteiger y Podolski, los dos jugadores con más toque y calidad técnica del equipo. Si Alemania quiere hacer algo grande, ellos dos deben hacerse importantes.

Y ya saliéndonos totalmente del tema mundialista, los que también están pensando en algo más son el Chelsea y el Lyon. Grandes dominadores de sus ligas, el reto para el año próximo es la Champions. Con Jérémy Toulalan ya firmado, el campeón francés anunció ayer el fichaje de Kim Kallstrom. Y va a por Frank Ribéry. Según L'Équipe, ofrece a cambio a John Carew, Anthony Reveillere y Sidney Govou. Un ofertón. La política del club de Aulas sigue siendo llevarse todo lo que destaca en la Ligue 1. Y hasta ahora no le ha ido nada mal. Por su parte, el Chelsea quiere dar el tercer golpe encima de la mesa en dos semanas. Tras presentar a Ballack y convencer a Schevchenko, el marfileño Salomon Kalou -que después del Mundial jugará ya con la selección de su país natal- se encontraba ayer en Londres negociando su fichaje por el equipo del Bridge. Está claro que ante tanta llegada, alguno se tendrá que ir. Y los nombres de Drogba, Robben y Gudjohnsen están en todas las quinielas.

jueves, mayo 25, 2006

Grupo B: La hora de los reencuentros

Inglaterra y Suecia ya se cruzaron en la primera fase del Mundial de Corea y Japón. Entonces formaban parte del llamado grupo de la muerte con Argentina y Nigeria. El doblete europeo parecía improbable: muchos consideraban a la albiceleste como la gran favorita a llevarse el título -junto a la campeona Francia-, y las águilas verdes estaban dispuestas a confirmar de una vez por todas la esperada explosión del fútbol africano. Ingleses y suecos empataron a uno en el primer partido, con David Beckham en el campo tras dos meses de angustiosa espera para los "pross", que no sabían si podrían contar con su estrella lesionada -situación muy parecida a la de este año con Wayne Rooney-. A la postre, ese punto sería decisivo para la clasificación final del grupo, en la que triunfaría el fútbol de estilo directo que representa Inglaterra y en el que Suecia también suele inspirarse. El reencuentro ahora en Alemania provoca pues recuerdos agradables a las dos selecciones, que seguro que firmarían repetir el mismo desenlace. Y son favoritas para conseguirlo, aunque Paraguay lleva dos Mundiales consecutivos metiéndose en octavos de final. La presencia de Trinidad y Tobago, probablemente el equipo más débil de todo el campeonato, nos dejará otro partido con mucha historia gracias a los múltiples caprichos del sorteo. El archipiélago caribeño fue colonia británica durante casi 70 años (1889-1958), por lo que el encuentro ante Inglaterra será muy especial para ellos. De hecho, nueve jugadores militan en distintas categorías del fútbol inglés y seis juegan en Escocia. El caso más curioso es el de Birchall, al que ya nos hemos referido una y dos veces en este blog. El enfrentamiento entre estrellas de la Premier y jornaleros de divisiones inferiores nos proporcionará una de las imágenes de un campeonato que también está lleno de contrastes.

Inglaterra: Hemos hablado ya mucho de una selección que, por nombres, debería estar entre las tres grandes favoritas. La defensa es impresionante: Ashley Cole, John Terry y Rio Ferdinand pueden considerarse de los mejores del mundo en sus puestos. A Gary Neville siempre se le critica, pero también casi siempre cumple. A un nivel más discreto, pero con fiabilidad defensiva y con algún que otro centro aprovechable. Si Rooney y Owen llegan bien -this is the question- la delantera ofrece muy pocas dudas. Y el centro del campo, con Beckham, Gerrard, Lampard y Joe Cole, también es estelar. Incluso la portería, con el hallazgo de Robinson, ya no representa un problema. Entonces, ¿por qué hay quien duda de Inglaterra? El encaje de las piezas, la adaptación de dos jugadores tan similares como los excelentes llegadores del Liverpool y el Chelsea en un mismo equipo, el equilibrio en un centro del campo con demasiada tendencia a irse hacia adelante descuidando la parte de atrás... Eso es lo que preocupa a Eriksson, lo que le da vueltas en la cabeza desde hace varios meses y que aún no ha sabido solucionar -quizá la intervención del falso jeque árabe le restó tiempo y concentración para hallar la respuesta-. Se habló de Ledley King, pero una lesión le apartó de la lista. Se insinuó adelantar a Rio, pero parece que su puesto estará en la defensa. Se pidió a Michael Carrick, pero su presencia supondría dejar fuera a uno de los "buenos" y descolocar a otro. Mientras el sueco se lo piensa, el público se ilusiona con Walcott, con Lennon y con Downing, tres novedades en la convocatoria que buscan contagiar ilusión y aire fresco. Y dicen las malas lenguas que, sobretodo en el caso del teenager del Arsenal, desviar la atención. Sea como sea, Inglaterra llegará con una de las mejores generaciones de los últimos campeonatos dispuesta a aspirar a todo. Si el fútbol consiste en tener mimbres y saberlos trenzar, lo primero está asegurado. El éxito dependerá de lo segundo.

Suecia: Con la misma base que se quedó a las puertas de las semifinales en la Eurocopa de Portugal -cayó en la tanda de penaltis ante Holanda- y con algunas de sus jóvenes estrellas ya más maduras -Zlatan Ibrahimovic, Kim Kallstrom, Andreas Isaksson-, llega una de las clásicas de las grandes citas pero de las que se suele hablar poco antes de empezar. Luego siempre dan guerra, porque a su juego aparentemente basado en el espíritu, el orden y la fuerza física saben añadir dosis de talento. Y este equipo quizá aún tiene más de lo que venía siendo habitual. Lo tiene en el desborde -Whilelmsson-, lo tiene en la distribución -Kallstrom- y lo tiene en los últimos metros -Ljungberg, Larsson e Ibrahimovic, aunque este último pocas veces lo utilice para definir-. Escasas novedades veremos en un once titular bastante ofensivo que aprovecha hasta las buenas subidas del lateral zurdo Erik Edman para mandar balones precisos a su excelente delantero centro. En lo que mejora el equipo de Lagerback es en profundidad de banquillo. Markus Rosenberg y Johan Elmander -olvidado en la Eurocopa- se perfilan como buenos recambios arriba para situaciones de emergencia o para dar descanso a los titulares. La lentitud de los centrales es el único defecto de un equipo que es capaz de plantarle batalla a Inglaterra y al que un posible choque ante la anfitriona en octavos se le puede presentar como el mayor obstáculo para alcanzar unos cuartos de final con los que tiene permiso para soñar.

Paraguay: Tercera presencia consecutiva de Paraguay en un Mundial con pase a octavos en las dos anteriores. Subcampeonato olímpico en Atenas 2004. Los guaraníes tienen motivos para creer que se han establecido como la tercera fuerza del fútbol sudamericano. Lejos de soñar con llegar a las cotas de los dos gigantes, pero capaces de competir con equipos europeos de más nombre. Este es el objetivo: complicar la existencia a Inglaterra y Suecia como ya lo hicieron ante España y Francia en el 98 y ante Alemania en 2002. Aquellos dos equipos eran básicamente defensivos y les impulsaba la fuerza de su portero y líder natural, José Luis Chilavert. Lo primero se ha moderado con Aníbal Ruíz como técnico, aunque la solidez de la última línea, en la que sobrevive Carlos Gamarra, sigue siendo un pilar fundamental. El buen central de River Plate Julio César Cáceres es ahora su acompañante. En lo que se refiere al arco, Justo Villar ha sabido ocupar el hueco dejado por su mítico antecesor. Mucho más sobrio, lleva dos años siendo considerado uno de los mejores guardametas de la liga argentina en Newell's Old Boys. En el centro del campo es donde aparece la influencia de los chicos de la plata en Atenas: Julio Dos Santos, el llegador que el Bayern ha fichado como posible sustituto de Ballack, y Edgar Barreto, adaptado al fútbol europeo tras dos temporadas y media en el NEC holandés, lucharán por hacerse un hueco ante la vieja guardia representada por los Acuña, Paredes o un Carlos Bonet que viene pletórico tras marcarle dos golazos a River en el Monumental en cuartos de final de la Copa Libertadores. Arriba hay más opciones que nunca: los "alemanes" Roque Santa Cruz y Nelson Haedo Valdez deberían ser la pareja titular -se complementan muy bien-, pero el veteranísimo y oportunista José Saturnino Cardozo también peleará por un puesto. La cuarta opción la representa el escurridizo "Pipino" Cuevas, actualmente en el recientemente coronado campeón mexicano, el Pachuca. Equipo pues al que será difícil derrotar y que luchará por un puesto en octavos de final, pero al que puede condenarle su dificultad para dominar los partidos.

Trinidad y Tobago: El país más pequeño que nunca ha participado en un campeonato del mundo -poco más de un millón de habitantes- recurrió a un técnico de renombre como Leo Benhakker para conseguir la hazaña de plantarse en Alemania. El reto está superado y ahora toca disfrutar del premio. No hay exigencia alguna: ningún ciudadano de las 23 islas que forman este archipiélago caribeño mostrará su indignación si, como se prevé, el equipo vuelve sin puntuar. Tampoco extrañará a ningún observador neutral que presenciara la repesca ante Bahrein, uno de los cruces de menor nivel futbolístico que uno recuerda con un billete directo a un Mundial como recompensa inmediata. En una relación de jugadores mayoritariamente anónima, destacan algunos nombres ciertamente conocidos. Como el portero Shaka Hislop, un veterano de la Premier que puede aportar mucho oficio y seguridad bajo los palos -si juega, porque en la repesca Benhakker le dejó increíblemente en el banquillo-. O como el central del Rangers Marvin Andrews, todo fuerza. O como Russell Latapy, que a sus 38 años aún se pone de titular en su condición de jugador-entrenador del Falkirk de la Premier League escocesa. O como Stern John, que ostenta un récord goleador impresionante con el combinado nacional -64 goles en 92 partidos- pese a que en Inglaterra siempre se ha mostrado como un atacante discretísimo. Pero sobretodo como Dwight Yorke, del que tantas veces se había dicho que el haber nacido en un país tan pequeño le privaría de jugar un Mundial. Pero que nadie se engañe: el perfil de esta selección lo representa mejor Dennis Lawrence, el central que consiguió el gol de la clasificación en Bahrein y que milita en el Wrexham de la cuarta división inglesa. No está mal el joven delantero Kenwyne Jones, pero no es titular ni en el Southampton. Está claro que no tienen nada que hacer, pero son los que mejor se lo van a pasar.

miércoles, mayo 24, 2006

Grupo A: A la medida del anfitrión

Empezamos con un repaso a este apasionante Mundial de Alemania que se inaugura el próximo 9 de junio en Munich. Y lo hacemos con el grupo A, el del anfitrión. Que piense mal quien quiera, pero una vez más -y van unas cuantas-, al organizador le han correspondido unos rivales de poco peso futbolístico y que difícilmente dificultarán su acceso a la fase de eliminatorias -en la que los cruces también le favorecen-. No tienen los germanos la mejor generación de su historia, pero nadie duda de que superarán este primer escollo. De hecho, en el 2002 partían con un equipo ciertamente inferior y se plantaron en la final ante Brasil. Se dice que en este tipo de citas la tradición cuenta mucho, aunque no hay que olvidar que el pasado de una selección no mejora a sus futbolistas actuales. Quizá tendrá mayor peso el aspecto ambiental, cuyo éxito está garantizado: la Bundesliga es la liga europea con mayor afluencia de público a los estadios y ya en la pasada Copa Confederaciones la afición se volcó con el equipo de Klinmann. Este grupo nos reserva un choque de connotaciones políticas y sociales, un Alemania-Polonia marcado por la rivalidad histórica, por la proximidad geográfica y por la presencia de algunos jugadores en el equipo anfitrión nacidos en territorio polaco (Miroslav Klose, Lukas Podolski). Esta vecindad debe aprovecharla la selección centroeuropea en su lucha por el segundo puesto con Ecuador y Costa Rica. La superioridad numérica en las gradas y el precedente de un amistoso disputado en Barcelona que terminó 3-0 les otorga cierto favoritismo frente a los sudamericanos, sus grandes rivales para estar en octavos de final.

Alemania: Tiene más nombre que fútbol, aunque a priori hay más calidad que hace cuatro años. Llegó Klinsmann para regenerar la selección tras el fracaso de Portugal e introdujo varias novedades, sobretodo en una línea defensiva jovencísima (un cuarteto formado por Lahm, Mertesacker, Huth y Friedrich, que perfectamente puede ser el titular, promedia 22,5 años) que despierta muchas dudas en el país. Las actuaciones en los partidos amistosos, con derrotas humillantes en Eslovaquia e Italia, le han costado duras críticas al técnico, que además ha abierto otros debates con su residencia en California y su larga indecisión sobre quién debía ocupar la portería, resuelta finalmente a favor de Lehmann. Pero no todo es malo: la emergencia en los últimos años de varios futbolistas talentosos en ataque, sumados al excelente momento a nivel goleador de Miroslav Klose, promete recursos suficientes para hacer daño a cualquier rival. Representan esta nueva hornada la movilidad de Lukas Podolski, la llegada de Tim Borowski y la versatilidad y el toque de Bastian Schweinsteiger. Y como jugador más importante, reforzado en su etiqueta de estrella mundial tras su fichaje por el Chelsea, Michael Ballack. Reclamó ya en 2002 su papel de líder con un campeonato soberbio en Corea y Japón -se perdió la final por sanción- y debe confirmar esa condición tirando de un equipo al que se le exigirá mucho. También a él. Pero para eso están los grandes, para responder en situaciones de presión.

Polonia: Lo ganó todo en la fase de clasificación salvo los dos partidos contra Inglaterra. Pasó como uno de los mejores segundos, sin tener que acudir a la repesca. Consiguió el doblete ante Austria, Gales, Irlanda del Norte y Azerbayán. Notable carta de presentación para una selección a la que suele considerarse, diría yo que con razón, como a la europea más débil de todas las que acuden a la cita global. Acusará la falta de experiencia en grandes campeonatos de su línea defensiva, compuesta en su totalidad por futbolistas que militan en ligas de nivel medio o bajo (Polonia, Ucrania, Rusia, Bélgica y Emiratos Árabes). Se agarrarán a la buena temporada de dos jugadores que han triunfado en su primer año en el Celtic de Glasgow para intentar hacer buena una vieja teoría del fútbol: hay que dominar las dos áreas. O sea, contar con un portero y un delantero centro determinantes. Artur Boruc mandó al banquillo a Marshall en el equipo católico escocés y a Dudek en la selección -hasta el punto que el suplente del Liverpool no ha sido ni convocado-. Este Mundial será su primera gran cita. Arriba, Maciej Zurawski ha conseguido algo que parecía imposible: que Parkhead le acogiera como digno sucesor de Henrik Larsson. Es móvil y certero en el remate, unas características que comparte con su compañero en la delantera de la selección, Ebi Smolarek. Del acierto ante puerta de esta dupla y de las aportaciones desde el centro del campo del buen zurdo Jazek Krzynowek y del llegador Sebastian Mila puede depender el éxito de un equipo que habrá cumplido pasando a octavos de final.

Ecuador: Meterse en dos Mundiales consecutivos desde las complicadas eliminatorias de la CONMEBOL no es nada fácil si no te llamas Argentina o Brasil. Ecuador lo ha conseguido y eso habla maravillas de la salud de su fútbol, que ha progresado enormemente en los últimos años. Incluso la liga nacional empieza a ser de las más respetadas del continente y la Liga Deportiva Universitaria de Quito lleva varias temporadas haciéndolo muy bien en la Libertadores. Pero no nos engañemos: el éxito es estar en Alemania y todo lo que venga a partir de aquí será un extra. Pueden pelear por el segundo puesto del grupo porque su nivel es parejo al de Polonia, pero no debería tratarse de una exigencia. Una nueva generación que ilusiona a la hinchada tiene ya su presencia en esta lista con Félix Borja, Cristian Lara o Antonio Valencia. Aunque a la hora de la verdad, el peso del ataque recaerá en dos clásicos: el oportunista "Tin" Delgado y el viajadísimo Iván Kaviedes, un jugador que ha levantado tantas expectativas como agridulces sabores ha dejado en casi todos los sitios en los que ha estado (parece que sólo funciona en Ecuador). No le falta experiencia a este equipo: Iván Hurtado, Giovanny Espinoza, Ulises de la Cruz, Edwin Tenorio o Marlon Ayoví llevan varios años siendo fijos en el equipo. También Edison Méndez, quizá el mejor futbolista de la selección: tiene un buen golpeo con la derecha y distribuye con cabeza. Si se hace importante en el choque decisivo ante los polacos -ya en la primera jornada-, el objetivo estará mucho más cerca.

Costa Rica: Estuvieron muy cerca de meterse en octavos de final en la última edición, pero una combinación de resultados en la última jornada les dejó fuera en beneficio de Turquía, que llegaría luego a las semifinales. Pese a haber caído en uno de los grupos menos duros del torneo, los centroamericanos tienen pocas opciones de tomarse la revancha. Los dos grandes clubes del país monopolizan la selección: hay ocho jugadores del Saprissa y seis del Alajualense. Una liga con poco nombre, cierto, pero que en los torneos internacionales de la CONCACAF ha demostrado estar cerca -o al menos sus equipos punteros- de los campeonatos mexicano y norteamericano. Y eso, sobretodo en el primer caso, es mucho decir. Con la ilusión de dar la sorpresa se plantarán en Alemania empujados por la llegada de Carlos Hernández -fenomenal golpeador desde media distancia- y la movilidad de Cristian Bolaños, que se hizo medianamente famoso en el Mundial de Clubes. Arriba, Wanchope sigue siendo el gran ídolo y jugador de referencia pese a encontrarse ahora mismo sin equipo. De todas formas, empieza a pedir paso el buen goleador Álvaro Saborío. Tras la vuelta de Ronald Gómez a Costa Rica (al Saprissa), el lateral Gilberto Martínez, que milita en el Brescia de la Serie B italiana, es el único jugador de la lista que actúa en Europa. Quizá lo acusen, aunque a Polonia y a Ecuador no les resultará fácil ganarles.

lunes, mayo 22, 2006

América y Auckland estarán en Japón

Aunque sólo se piense en ello después de la final, el campeón de Europa tiene como aliciente para la temporada siguiente la posibilidad de proclamarse campeón del mundo. Desde el año pasado, eso supone participar en lo que oficialmente se llama FIFA Club World Cup, un nuevo invento del máximo organismo futbolístico para hacer este torneo más atractivo y global. Se dirá que lo único que consigue es cargar aún más el ya apretado calendario, ya que la diferencia de nivel entre las dos potencias continentales y el resto de confederaciones deja, tras varios partidos de trámite, las cosas como estaban: con una final entre el campeón europeo y el sudamericano. El cartel del encuentro definitivo de la primera edición el pasado diciembre daría la razón a esta tendencia catastrofista, a la que ya anticipo que me opongo con entusiasmo. Creo que es justo que el fútbol se abra a todo el mundo y que todos los ciudadanos del planeta puedan disfrutar de equipos potentes cerca de casa, sin tener que recurrir siempre a la antena parabólica. El Mundial lo está consiguiendo cada vez más a nivel de selecciones y la idea es que esta reestructuración lo consiga con los clubes. Y no está tan claro que esto vaya a desembocar siempre en una final al estilo tradicional. El Al-Ittihad le peleó duramente la semi al Sao Paulo (3-2) y tiene dinero de sobras para seguir atrayendo jugadores con experiencia en Europa (ganó la Champions asiática con Job, ex Middlesbrough, y Kallon, ex Inter y Monaco, como delantera titular). Y el representante de la CONCACAF debe estar siempre bastante cerca del nivel del de la CONMEBOL, como se demuestra en las recientes ediciones de la Copa Libertadores, en las que los equipos mexicanos vienen colándose en las últimas rondas. Quizá ello no se evidenció en Japón el año pasado tras la sorprendente victoria del Saprissa en la Champions Cup, pero probablemente sí lo veamos el próximo mes de diciembre. Porque ya se conoce la identidad de otro participante seguro: el América de México.

El 19 de abril, mientras el mundo estaba pendiente de lo que sucedía en las semifinales de la Champions League de la UEFA -que, no lo vamos a negar, es la competición de clubes más importante del planeta y con toda justificación-, en Ciudad de México se decidía también el campeón de otra confederación. Se disputaba la final de la Champions Cup de la CONCACAF: un derbi mexicano entre Toluca y América. Ambos habían derrotado en semifinales a los dos grandes de Costa Rica: el vigente campeón Deportivo Saprissa y la Liga Deportiva Alajualense, respectivamente. En la ida en Toluca se había registrado un empate a cero, así que tras llegarse sin goles a los noventa minutos se pasó a una prórroga que resultó frenética. Paulo César da Silva adelantó a los visitantes en el 93', pero Kleber Boas y Duilio Davino remontaron el marcador (105' y 115'). Este es el quinto título continental de las Águilas -curiosamente, como el Barça, no lo conseguían desde 1992- e igualan en el palmarés al Cruz Azul. La plantilla actual cuenta con jugadores tan conocidos como Claudio "el Piojo" López, Cuauhtemoc Blanco o hombres clave en la competente selección mexicana que se perdieron la final al estar ya concentrados, como el joven portero Guillermo Ochoa -al que siguen varios clubes europeos- o el centrocampista Pavel Pardo. No serán una comparsa en Japón y elevarán el nivel del Mundial de Clubes del 2006.

Y ayer se desveló el representante de Oceanía, sin duda el menos glamouroso de todos -aunque el quinto puesto del Sydney el año pasado fue todo un éxito para la confederación-. El Auckland City de Nueva Zelanda derrotó en la final del Oceania Club Championship al AS Pirae de Tahití por 3-1 con un hat-trick del delantero surafricano Keryn Jordan. El resto de continentes aún no han finalizado sus torneos. Tanto la Copa Libertadores como las Champions League asiática y africana se encuentran en cuartos de final. Nos fijaremos en ellas cuando se reanuden después del Mundial.

sábado, mayo 20, 2006

Jô, la adaptación fulminante

Viene siendo habitual que varios jugadores que destacan en las ligas sudamericanas refuercen el emergente y adinerado campeonato ruso en busca de mejores contratos. Incluso el fútbol portugués no ha sido capaz de retener a algunos de sus grandes valores, que emigraron al ambicioso Dynamo de Moscú (Seitaridis, Maniche, Costinha, Derlei, Danny, Jorge Ribeiro). Si ya para ellos la adaptación a un país y un torneo tan distinto fue imposible y la aventura se convirtió en un calvario, más aún debería serlo para aquellos que proceden de Argentina y Brasil. De hecho, las cifras en el Spartak del goleador de River Plate Fernando Cavenaghi han sido más que discretas (7 goles en 37 partidos) y otros como el "Chori" Domínguez pasan desapercibidos en equipos tan grises como el Rubin Kazan.

Pero el CSKA de Moscú parece un iglú en medio del frío. Daniel Carvalho y Wagner Love se convirtieron en estrellas casi desde el primer momento que pisaron suelo ruso, catapultando al equipo capitalino a un histórico título de la UEFA Cup la temporada pasada. Como el experimento funcionó, los dirigentes del que fuera equipo del ejército decidieron seguir explotando la vía brasileña. Y así fue como este invierno llegó Joao Alves de Assís Silva, conocido futbolísticamente como Jô (Sao Paulo, 20-3-1987). El que fuera un prometedor delantero surgido de la cantera del Corinthians, que debutó en primera división con 16 años, aceptó salir de su país tras ver reducidas sus oportunidades en el primer equipo por el nivel del tridente titular Tévez-Nilmar-Carlos Alberto. Su adaptación ha sido tan precoz como lo fue su llegada al fútbol profesional. Atacante veloz de poderosa zancada, Jô está causando sensación en la liga rusa, en la que ha anotado 11 goles en 9 jornadas. La cifra es astronómica, como lo demuestra el hecho de que el segundo máximo realizador lleve sólo seis tantos. Su prestigio crece partido tras partido: hoy sábado, en la final de la Kubok (Copa) que el CSKA le ha ganado al Spartak por 3-0, ha abierto el marcador en la primera parte y lo ha cerrado en el último minuto. Es su cuarto doblete (hay que añadirle además un partido en el que marcó cuatro goles) en los dos meses y medio que lleva en Rusia. Hay ganas ya de verle en la próxima Champions, en la que su equipo entrará en la tercera (y última) ronda previa.

viernes, mayo 19, 2006

Enamorado del Arsenal

Ni dinero ni miedo. Lo primero le sobra. Lo segundo no lo conoce. Thierry Henry se queda en el Arsenal porque sigue estando enamorado de su club. Pocas veces un futbolista extranjero se ha implicado tanto en un equipo de fútbol. Y el romance seguirá. En una esperadísima rueda de prensa en Highbury -esta sí que es la despedida más dulce de un estadio mítico-, la mayor leyenda de la historia de los "gunners" se ha sincerado una vez más para confirmar que seguirá jugando "en el club que amo". A alguno le puede sonar a topicazo, pero los que han seguido la trayectoria de Henry dentro y fuera del campo -leyéndole en profundidad- apreciarán la pureza de sus palabras.

"Creo que todos ya lo sabéis. No es una sorpresa, pero me quedo para seguir jugando en el equipo que amo. Ha sido increíble desde que llegué, ha habido mucha especulación sobre mi marcha. No os mentiré: se me ha pasado por la cabeza. Pero pienso con el corazón y me ha dicho que me quede. Sin David Dein ni Arsene Wenger no estaría aquí hablando con vosotros. Sólo quiero seguir escribiendo la historia del Arsenal junto a ellos. Este año los hinchas han estado más que impresionantes. Después de la forma en la que perdimos el miércoles, no les podía defraudar. Fue otra cosa que añadir y algo positivo que me ha hecho quedar. Siempre me refiero al Arsenal como a mi casa. He sido recibido con los brazos abiertos, el amor que aquí recibo, incluso por parte de gente que no es fan del Arsenal, es algo que no puedo olvidar".

Preciosa declaración de amor de un chico que llegó al norte de Londres con apenas 22 años siendo una gran promesa del fútbol mundial a la que la Juve había dejado marchar tras tenerle seis meses marginado en la banda derecha. Hoy es uno de los mejores del mundo, aunque muchos creemos que esta afirmación se queda muy corta. Su ascensión a los altares ha llegado gracias a Wenger, o lo que hoy ya es más o menos lo mismo, gracias al Arsenal. Encontró el ambiente perfecto para crecer y para desarrollar su talento natural, sus condiciones innatas. Y para un amante del fútbol de los de verdad, para un estudioso de este juego que de pequeño ya idolatraba a Maradona y a van Basten por su simple condición de maestros, sin importarle las camisetas que llevaran, su propia catapulta a la mitología no puede tener precio. A Thierry le encantan los retos y no se le seduce con el éxito fácil. ¿Ir al Madrid para ganar la Champions? Cuando surgía esa posibilidad, siempre respondía lo mismo: "Eso no tendría ningún mérito. Lo que quiero es ganarla con el Arsenal". Y esa visión romántica, esa coherencia ideológica, esa firmeza sentimental, le hace aún más grande. Como dice la web del Arsenal, la leyenda continúa.

¿Por qué nos han vendido, masacrado, arrollado, bombardeado, con informaciones confirmadísimas que aseguraban que Thierry estaba fichado por el Barça? Todas las fuentes procedían del club catalán, pero nadie nunca supo qué quería hacer el jugador. Es muy probable, de hecho así me lo aseguran y no tengo porqué dudarlo, que Henry les dijera a altos dirigentes "blaugrana" que quería venir a Barcelona. Eso fue lo que les dijo a ellos, pero ¿realmente alguien conocía qué pensaba en realidad el jugador? ¿Qué apuntaban las fuentes del otro lado? No había muchas, porque Henry siempre llevó el asunto con enorme hermetismo, pero lo poco que salió a la luz indicaba que el delantero francés dudaba. Por primera vez se le pasaba por la cabeza marcharse, pero no lo tenía claro. Eso reveló, por ejemplo, Patrick Vieira, cuando desde hacía mucho tiempo en Catalunya se daba por hecho el fichaje. The Sun -que finalmente ha demostrado ser el medio más próximo al francés- le arrancó a Thierry en febrero unas declaraciones que ya venían a indicar que la posibilidad de seguir la contemplaba enormemente, pero se les hizo poco caso. Yo creo que Henry ha tenido un enorme dilema en la cabeza, seguir fiel a sus ideales o probar algo nuevo y atractivo que, como humano que es, le tentaba. Y para dejar la puerta abierta a la elección final, cuando desde Barcelona le preguntaban, no les decía que no. Si finalmente decidía irse lo tendría ya muy fácil y si seguía en Londres, les llamaba, se disculpaba y les soltaba un "me lo he pensado mejor". Lícito. No era una decisión sencilla y había que manejarla con inteligencia. Con la misma que en el campo.

Nos hemos cansado de leer que Henry se había cansado de perder -y valga la redundancia-. ¿De perder qué? Con 20 años ya era campeón del mundo. Le quedaba toda la carrera por delante, pero nunca sería un perdedor. Lo que todos sueñan él ya lo había conseguido, casi sin empezar. Y suele menospreciarse su activa colaboración en ese título. Actuó en seis de los siete partidos (todos menos la final), en tres de ellos como titular (y en la semifinal entró en la primera parte). Fue el máximo goleador de Francia con tres goles. Con 20 años. En el 2000, en la Eurocopa que ganan los "Bleus", Henry comparte el protagonismo máximo con Zidane. Es ya titular indiscutible, vuelve a ser el que más tantos consigue para su equipo -otros tres, uno de ellos salvador en semifinales para forzar la prórroga- y fue elegido mejor jugador del partido en tres de los seis encuentros -incluida la final-. Para que luego digan que se esconde en las grandes citas. Por si todo esto fuera poco, en Inglaterra ha conseguido 2 ligas y 3 copas en los siete años que lleva en el Arsenal, el equipo más regular de la década -con Wenger siempre había acabado entre los dos primeros de la Premier menos este año, que lo ha compensado llegando a la final de la Champions-. Y a eso hay que sumarle los títulos individuales: tres veces mejor jugador de la liga inglesa y cuatro veces máximo goleador. Un perdedor, vamos. Si Henry se retirara hoy ya sería una leyenda eterna, pero lo bueno es que la leyenda continúa. Le hacen falta a este juego más hombres como él, que aún se mueven por los sentimientos, que toman decisiones que desde fuera pueden resultar difíciles de comprender. Como Larsson también, que se va a la liga sueca porque es lo que su corazón le pide. Este es un día grande para el fútbol.

jueves, mayo 18, 2006

La final

Ya a las 4 de la tarde, casi ningún taxi parisino estaba dispuesto a llevarte a Saint-Denis. "Hay una enorme congestión en la carretera, los accesos están bloqueados". Frase premonitoria. En su particular autopista hacia la mitología, Thierry Henry marchaba disparado hacia el Olimpo futbolístico a los 70 minutos de partido. Tenía en sus botas el destino de la Champions League 2005-2006, pero también la construcción definitiva de su estrella eterna. Sonaron varias voces en la peliculera y lluviosa noche de las afueras de París. Por un lado, las de los devotos: "Entrará en la historia, porque es el más grande. Este es su momento". Por el otro, las de los reticentes: "Fallará, porque se apaga en los momentos clave". Se me aparecieron incluso unas palabras de Just Fontaine, que la semana pasada me había mostrado el que a su modo de ver es el gran defecto del delantero de Les Ulis: "En el uno contra uno, siempre define igual. Con el interior de la pierna derecha. Debería variar más, porque los porteros ya saben qué va a hacer". Y tuvo razón el goleador del Mundial 58, como también la tenían los taxistas de la ciudad de la luz. Esa carretera no permitía llegar hasta el final. Henry se bloqueó y allí el Arsenal perdió el partido. O lo ganó Víctor Valdés, que nos confesó en El Tirachinas que estudiando al 14 gunner antes de la final junto a Juan Carlos Unzué también había aprendido de qué forma ejecutaba Thierry sus instintos rematadores.

Fue una final extraña, enormemente condicionada por una decisión arbitral que no contentó a nadie. El Barça sintió que le robaban un gol, pero probablemente el Arsenal hubiese preferido conceder ese 0-1 pero seguir con once y con su portero titular. Retirando a Pires hipotecaba el guión para el resto del partido. No sólo perdía a un hombre para llegar, sino que obligaba a los tres centrocampistas ofensivos que quedaban en el campo a trabajar muchísimo más para cerrar espacios y exigía a Thierry Henry un desgaste terrible, pues le concedía en exclusiva toda la responsabilidad en ataque. El marcador seguía 0-0, pero con la expulsión de Lehmann las opciones del Arsenal de ganar el partido quedaban reducidas a la mínima expresión. Y privó al público de un partido que se presumía apasionante, con los gunners mucho más valientes y enchufados de lo que se había anticipado. Empezaba entonces una final distinta, un equipo atacando y el otro defendiendo. Con diez contra once y con la calidad del Barça, sólo una heroicidad de proporciones gigantescas podía darle a los londinenses su primera Copa de Europa.

El gol de Campbell, que llegó en la gran especialidad del ex del Tottenham, hizo creer a la hinchada inglesa -bastante menos animosa que la azulgrana, por cierto- que el milagro era posible. Lo improbable seguía sucediendo con Manuel Almunia agrandándose y no acusando para nada lo majestuoso del acontecimiento. Uno le recuerda en la Nova Creu Alta, jugando con el Sabadell en Segunda B hace sólo cinco años, y resulta difícil de asimilar. Rijkaard tomó la decisión lógica y tiró de calidad y ataque para remontarle a un equipo encerrado que mantenía a un solo hombre en punta. Y parecía claro que el Barça lo conseguiría por puro peso futbolístico. Pero el Arsenal tuvo sus opciones de casi sentenciar el encuentro a la contra -casi, pues la situación del partido no lo habría hecho aún definitivo- y fue Víctor Valdés quien se vistió de héroe. Tras haberle negado dos balones de gol a Henry en el inicio del partido, el portero de L'Hospitalet mantuvo a su equipo con vida con otras dos atajadas memorables. Quizá no tanto la ya mencionada a Thierry en ese mano a mano del minuto 70, pero sobretodo en un disparo tremendo de Ljungberg cuyo destino no podía ser otro que el gol. Faltaba meterla, y el gran Henrik Larsson, uno de los futbolistas más inteligentes que ha visto este planeta en la última década, puso la invención necesaria para que sus compañeros la reventaran. Primero Eto'o, viendo con perspicacia el hueco que había dejado Almunia, y luego Belletti, pegándole con todo el alma. Los dos tantos parecen indisociables, dos mellizos inseparables, dos partes de la misma película que si no se visionan juntas no permiten la comprensión. Con el 1-1 el Arsenal se supo derrotado, pues incluso una hipotético prórroga sentaba como una montaña. Y el Barça se sintió aliviado, poseedor de todo el tiempo del mundo para rematar la fiesta.

Y una última referencia sobre los cracks. Decíamos antes de la final que el escenario parisino parecía un homenaje a los dos futbolistas superlativos, pero ambos estuvieron por debajo de lo esperado. Henry lo hizo todo bien, menos definir. Y eso no es suficiente. Ya sabemos que es capaz de deleitarnos con controles orientados sublimes como el del minuto 3. Ya sabemos que puede inventarse una jugada con dos regates que el resto de los mortales no pueden ni soñar. Todo eso ya lo sabemos los que disfrutamos con su juego todas las semanas. Pero ayer era el momento de cerrar algunas bocas, las que le reprochan el fiasco del Mundial 2002 o las que no se acuerdan de su portentosa exhibición en la Eurocopa del 2000. Y no lo hizo, por lo que las notas máximas que le otorgan hoy en muchos periódicos me parecen exageradas. Aunque no le sirva de consuelo alguno, a Henry le salvó el partido gris y fallón de Ronaldinho, que no estuvo a la altura de lo esperado. Y esto lo demuestra el simple debate que sitúa como candidatos a hombre clave en la remontada a Valdés, a Larsson, a Eto'o y a Iniesta. Obviando al brasileño, acostumbrado a tener un papel estelar. Pero no seamos crueles y perdonemos a aquellos que nos deleitan todas las semanas. ¡Como si todo lo demás no valiera! Siguen siendo muy grandes. Quizá no estaba tan claro, al fin y al cabo, que esta final estaba predestinada a jugarse en París. Pero valió la pena que así fuera. Por esos Campos Elíseos abarrotados de camisetas de los dos equipos, por ese estadio precioso, moderno y funcional, por ese Arco del Triunfo que, esta mañana, con los primeros rayos del sol, saludaba al nuevo y merecido campeón de Europa.

miércoles, mayo 17, 2006

Y tenía que jugarse en París...

Los caprichos del destino han querido que el encuentro entre los dos mejores jugadores del mundo se produzca en la única ciudad en la que los dos han pasado períodos importantes de sus vidas. Obviamente, es a Thierry Henry a quien la capital francesa le resulta más familiar. Allí nació y creció, en el cercano suburbio de Les Ulis, y allí ganó con sólo veinte años aquello que todos los futbolistas desean conseguir alguna vez en su carrera: la Copa del Mundo. Ronaldinho Gaúcho pasó dos años en París defendiendo la camiseta del PSG, un equipo con más nombre que historia y con más esperanzas que logros. Fue su aterrizaje en Europa, su llegada al fútbol de los grandes focos, al escenario que te consagra como un grande y te reconoce a nivel planetario. Ahora uno vive en Londres y el otro en Barcelona, pero han decidido retarse en una plaza que ambos conocen bien. A esta película el guión le viene perfecto, pero cualquier desenlace posible cerraría el círculo armónicamente. Falta saber quién es el héroe supremo, quién presentará esta final como gran argumento de su candidatura a estar entre los futbolistas más reconocidos de todos los tiempos.

El mundo del fútbol señala al Barça como gran favorito. Lo es. Su fútbol lleva dos años maravillando a todos los observadores, neutrales o no, casi sin altibajos. Pero las finales hay que jugarlas y el rival es peligroso. Tiene este Arsenal, además de grandes dosis de talento, un hambre de victoria que sólo exhiben los campeones convencidos. No sé cómo será el partido. Supongo que el Barça tendrá el balón y los gunners querrán copiar el guión del Bernabéu: presión, recuperación y contragolpe rápido. Pero las jugadas que ganarán el encuentro no las podemos prever. Basta de hablar y escribir. Sentémonos y disfrutemos. Es la final de la Champions. Y esta, tenía que jugarse en París.

lunes, mayo 15, 2006

El día de las listas

Jornada grande. Para estar delante del ordenador desde la mañana a la noche e irse emocionando cada media hora con las listas que van saliendo para el Mundial. Indignándose con las ausencias, excitándose con las inclusiones sorpresa. Pasa una vez cada cuatro años -o cada dos, si ponemos la Eurocopa al mismo nivel-. Disfrutémoslo.

Lista de España:

Porteros: Iker Casillas (Real Madrid), Pepe Reina (Liverpool) y Santiago Cañizares (Valencia).

Defensas: Antonio López (Atlético de Madrid), Pablo Ibáñez (Atlético de Madrid), Carles Puyol (Barcelona), Juanito (Real Betis), Asier del Horno (Chelsea), Michel Salgado (Real Madrid), Sergio Ramos (Real Madrid) y Carlos Marchena (Valencia).

Centrocampistas: Cesc Fàbregas (Arsenal), José Antonio Reyes (Arsenal), Andrés Iniesta (Barcelona), Xavi Hernández (Barcelona), Joaquín Sánchez (Real Betis), Luis García (Liverpool), Xabi Alonso (Liverpool), David Albelda (Valencia) y Marcos Senna (Villarreal).

Delanteros: Fernando Torres (Atlético de Madrid), Raúl González (Real Madrid) y David Villa (Valencia).

Esta convocatoria deja clara la intención de jugar con un 4-3-3. Hay exactamente dos jugadores por puesto si consideramos que Luis pretende situar a Villa como extremo zurdo. El único "pero" que le veo al equipo es la dificultad que tendrá para cambiar el guión: no hay un sólo llegador puro -los cuatro centrocampistas ofensivos son más de toque que de romper hacia adelante, por lo que quizá Rubén Baraja se hacía necesario por su perfil- ni un delantero centro que fije la posición y sea especialista en el remate -teniendo a Sergio Ramos, que puede jugar como central, quizá no era necesario sacrificar a Morientes para llevar a un cuarto zaguero que actúe en el eje-. Por todo lo demás, es un equipo que asumirá la responsabilidad, querrá tener el balón y se agarrará al buen momento de sus medios centros de calidad. Tiene buena pinta, pero hay que ser prudentes.

Lista de Italia:

Porteros: Buffon (Juventus), Peruzzi (Lazio) y Amelia (Livorno).

Defensas: Zambrotta (Juventus), Nesta (Milan), Cannavaro (Juventus), Grosso (Palermo), Zaccardo (Palermo), Barzagli (Palermo), Materazzi (Inter) y Oddo (Lazio).

Centrocampistas: Camoranesi (Juventus), Pirlo (Milan), Gattuso (Milan), De Rossi (Roma), Perrotta (Roma) y Barone (Palermo).

Delanteros: Totti (Roma), Toni (Fiorentina), Gilardino (Milan), Del Piero (Juventus), Inzaghi (Milan) y Iaquinta (Udinese).

Salió finalmente la impresionante lista de Italia, en la que no tienen hueco Cristiano Lucarelli, Antonio Cassano, Mauro Esposito ni Daniele Bonera. Pese a las dudas por su relación con el escándalo de las apuestas, Buffon estará. También confirma su presencia el póquer del Palermo, mientras que la inclusión de Oddo revela que a Zambrotta se le tiene más en cuenta en principio como lateral izquierdo. La nómina de delanteros asusta. Gilardino-Toni viene siendo la pareja titular en el último año, con Totti por detrás. El poderío ofensivo de este equipo, que además ha asumido el sistema de juego del Milan y ha funcionado como un bloque compacto, le convierten en el gran favorito europeo del torneo.

Lista de Alemania:

Porteros: Jens Lehmann (Arsenal), Oliver Kahn (Bayern Munich) y Timo Hildebrand (VfB Stuttgart).

Defensas: Arne Friedrich (Hertha Berlin), Robert Huth (Chelsea), Marcell Jansen (Borussia Moenchengladbach), Philipp Lahm (Bayern Munich), Per Mertesacker (Hanover 96), Christoph Metzelder (Borussia Dortmund) y Jens Nowotny (Bayer Leverkusen).

Centrocampistas: Michael Ballack (Bayern Munich), Tim Borowski (Werder Bremen), Torsten Frings (Werder Bremen), Sebastian Kehl (Borussia Dortmund), Bernd Schneider (Bayer Leverkusen), Bastian Schweinsteiger (Bayern Munich), Thomas Hitzlsperger (VfB Stuttgart) y David Odonkor (Borussia Dortmund).

Delanteros: Gerald Asamoah (Schalke 04), Miroslav Klose (Werder Bremen), Oliver Neuville (Borussia Moenchengladbach), Lukas Podolski (Cologne) y Mike Hanke (Wolfsburg).

Klinsman no ha querido ser menos que Domenech y van Basten y nos ha reservado varias sorpresas en su lista definitiva para el Mundial. Se ha cargado a los habituales Kevin Kuranyi, Patrick Owomoyela y Fabian Ernst y en cambio ha convocado a Nowotny, que llevaba dos años sin representar a su país, a Odonkor, un extremo del Dortmund de 22 años que debuta con la nacional, y a Mike Hanke, un joven delantero que estuvo en la Copa Confederaciones pero que había desaparecido en las últimas quinielas. Parece claro que el ataque titular lo formarán el goleador Klose y el móvil Podolski, dos hombres nacidos en Polonia, que curiosamente será uno de sus rivales en la primera fase. Lo mejor de este equipo son sus llegadores: Ballack, Borowski y el versátil Schweinsteiger. La defensa es muy inexperta -quizá por ello se ha metido Nowotny- y ya demostró ante Brasil e Italia que sufre contra las grandes potencias.

Lista de Brasil:

Porteros: Dida (AC Milan), Julio César (Inter Milan) y Rogério Ceni (Sao Paulo).

Defensas: Cafú (AC Milan), Cicinho (Real Madrid), Lucio (Bayern Munich), Juan (Bayer Leverkusen), Roberto Carlos (Real Madrid), Gilberto (Hertha Berlin), Cris (Olympique Lyon) y Luisao (Benfica).

Centrocampistas: Edmilson (Barcelona), Juninho Pernambucano (Olympique Lyon), Emerson (Juventus), Ze Roberto (Bayern Munich), Gilberto Silva (Arsenal), Kaká (AC Milan) y Ricardinho (Corinthians).

Delanteros: Ronaldo (Real Madrid), Robinho (Real Madrid), Ronaldinho (Barcelona), Adriano (Inter Milan) y Fred (Olympique Lyon).

La lista de Parreira -estelar en ataque, más discreta en defensa- ha prescindido finalmente de Roque Junior -¡por fin!, pensarán algunos- y ha otorgado a Fred la plaza de delantero menos mediático por la que también peleaban Baptista y Nilmar. Los zurdos Ricardinho, Gilberto -lateral muy ofensivo, casi extremo- y el portero goleador Rogério Ceni son los otros nombres cuya presencia no era segura y que finalmente se han colado entre los 23. Aquí no hay ni lugar a las especulaciones, pues el propio entrenador dio ya hace un par de semanas el que será el once titular. Son los grandes favoritos y todos los oponentes se inspirarán en el ejemplo de México en la pasada Copa Confederaciones para intentar ganarles: máxima concentración defensiva, velocidad y acierto en ataque... y rezar para que los cuatro cracks ofensivos canarinhos no tengan un buen día.

Seguimos esperando por Argentina y Portugal y del resto de selecciones destacamos las ausencias de Hakan Yakin en Suiza (ha pasado de ir de estrella en la Euro 2004 a que le descarten en 2006) y de Selim Benachour en Túnez.

Edito con las dos listas que esperábamos:

Argentina:

Porteros: Roberto Abbondanzieri (Boca Juniors), Leonardo Franco (Atletico Madrid) y Oscar Ustari (Independiente).

Defensas: Fabricio Coloccini (Deportivo La Coruna), Leandro Cufré (Roma), Roberto Ayala (Valencia), Nicolás Burdisso (Internazionale), Gabriel Milito (Real Zaragoza), Gabriel Heinze (Manchester United) y Juan Pablo Sorin (Villarreal).

Centrocampistas: Juan Román Riquelme (Villarreal), Luis González (Porto), Javier Mascherano (Corinthians), Esteban Cambiasso (Internazionale), Maximiliano Rodríguez (Atlético Madrid), Pablo Aimar (Valencia), Lionel Scaloni (West Ham United).

Delanteros: Hernán Crespo (Chelsea), Lionel Messi (Barcelona), Carlos Tévez (Corinthians), Rodrigo Palacio (Boca Juniors), Javier Saviola (Sevilla) y Julio Cruz (Internazionale).

Como no podía ser de otra forma en un país que produce futbolistas de nivel en cantidades industriales, son las ausencias las que generan los comentarios posteriores al anuncio de Pékerman. Algunas porque se quedan fuera ilustres, como Javier Zanetti, y otras porque no hay espacio para el jugador más mediático y la gran perla de futuro de la liga argentina, Sergio Agüero. El seleccionador prefirió a un delantero experimentado como Julio Ricardo Cruz, que ha firmado una buena temporada en el Inter, y ha creído que con Messi ya cumplía el cupo de jóvenes excitantes. Además de los porteros Abbondanzieri y Ustari, Rodrigo Palacio es el único representante del torneo local en la relación de 23 futbolistas. Es este un equipo de enorme nivel, pero no tiene muy claro cómo va a jugar. Si define pronto un once y un sistema, estará entre los favoritos.

Portugal:

Porteros: Ricardo Pereira (Sporting), Quim Silva (Benfica) y Bruno Vale (Estrela Amadora).

Defensas: Paulo Ferreira (Chelsea), Miguel Monteiro (Valencia), Ricardo Carvalho (Chelsea),
Fernando Meira (VfB Stuttgart), Marco Caneira (Sporting), Ricardo Costa (Porto) y Nuno Valente (Everton).

Centrocampistas: Armando Petit (Benfica), Costinha (Dynamo Moscow), Tiago Mendes (Olympique Lyon), Maniche Ribeiro (Chelsea), Hugo Viana (Valencia), Luis Figo (Inter Milan), Deco (Barcelona), Cristiano Ronaldo (Manchester United) y Simao Sabrosa (Benfica).

Delanteros: Luis Boa Morte (Fulham), Pauleta (Paris ST Germain) Nuno Gomes (Benfica), Hélder Postiga (Saint Etienne).

Que Ricardo Quaresma, probablemente el mejor jugador de la liga portuguesa 2005-2006, siga en la sub-21 y no vaya a representar a la selección absoluta en el próximo Mundial es la gran noticia de la lista de Scolari. Por todo lo demás, la convocatoria se parece mucho a la de la última Eurocopa. Tanto, que Hélder Postiga sigue en ella pese a su discreta temporada, que le llevó a ser cedido al Saint-Etienne. El gran beneficiado de la lesión de Jorge Andrade es finalmente Ricardo Costa, un central del Oporto que aporta la velocidad que puede faltarle, por ejemplo, a Fernando Meira. La gran incógnita radica en saber quién será el líder de un equipo de nivel medio-alto que, sin partir entre los favoritos, no daría una sorpresa mayúscula si se llevara el torneo. ¿Será Figo, a quien le correspondería probablemente un papel más secundario? ¿O será Deco, que lo merecería por momento de forma pero que en la selección nunca ha sido un emblema por su condición de nacionalizado? ¿Será el turno del cada día más maduro y productivo Cristiano Ronaldo, el jugador que más camisetas vende de la selección casi desde que debutó? ¿O le tocará a Pedro Miguel Pauleta, el eterno goleador que ha vuelto a conseguir el trofeo de máximo realizador de la liga francesa? Habrá opiniones para todos los gustos, pero la mía es que Portugal saldrá beneficiada si apuesta por la dupla Deco-Ronaldo como grandes protagonistas del juego.

Y para completar la información, aquí y aquí tenéis todas las listas del Mundial.

Sin Giuly ni Huntelaar

Aumentamos el ritmo de artículos publicados en este blog, pues la actualidad nos va proporcionando noticias a una velocidad frenética. Han salido este domingo varias listas mundialistas. Nos quedamos con la holandesa y la francesa, por su importancia y por lo sorprendente de algunas decisiones.

Raymond Domenech compareció ante los medios en Clairefontaine para dar la esperada convocatoria de la selección gala. Y para anunciar, por fin, quién sería el portero titular. Me habían dicho el miércoles pasado: "Si juega Barthez es que manda Zidane, si juega Coupet manda Domenech". Parece que la influencia del héroe del 98 sigue siendo enorme, porque en contra de la opinión pública francesa y de la mayoría de entrenadores de la Ligue 1, el elegido ha sido el arquero del Marsella. Es como si los éxitos del pasado estuvieran arruinando el presente de los bleus: no se pueden cargar al guardameta que les hizo bicampeones por mucho que Grégory Coupet se esté mostrando a un nivel muy superior. Tan superior como que aparecería en muchas listas si se pidiera a buenos conocedores del fútbol internacional que seleccionaran a los diez mejores porteros del mundo. Me da -y pido disculpas si estoy siendo demasiado osado con esta hipótesis, pero es que todas las encuestas marcan esta dirección- que a Barthez le citarían poco. Pero olvidémonos de la portería y analicemos la lista completa, que es la siguiente:

Porteros: Fabien Barthez (Olympique Marseille), Gregory Coupet (Olympique Lyon) y Mickael Landreau (Nantes).

Defensas: Eric Abidal (Olympique Lyon), Jean-Alain Boumsong (Newcastle United), Pascal Chimbonda (Wigan Athletic), William Gallas (Chelsea), Gael Givet (Monaco) Willy Sagnol (Bayern Munich), Mikael Silvestre (Manchester United) y Lilian Thuram (Juventus).

Centrocampistas: Vikash Dhorasoo (Paris St Germain), Alou Diarra (Racing Lens), Claude Makelele (Chelsea), Florent Malouda (Olympique Lyon), Patrick Vieira (Juventus) y Zinedine Zidane (Real Madrid).

Delanteros: Djibril Cisse (Liverpool), Thierry Henry (Arsenal), Franck Ribery (Olympique Marseille), Louis Saha (Manchester United), David Trezeguet (Juventus) y Sylvain Wiltord (Olympique Lyon).

Destacan las ausencias de Ludovic Giuly, Johan Micoud, Robert Pires y Nicolas Anelka. De las cuatro, dos estaban cantadas. El fenomenal enganche del Werder Bremen no ha sido nunca convocado por Domenech pese a su capacidad para dar un último pase y aportar fluidez al juego, algo de lo que ha adolecido enormemente el combinado galo desde la llegada del nuevo entrenador. Lo de Pires es distinto. Empezó entrando en los planes del seleccionador, pero tuvieron un duro enfrentamiento en octubre del 2004 y desde entonces no le ha vuelto a llamar. Aunque se puede argumentar que el fantástico centrocampista ofensivo del Arsenal ha bajado su rendimiento en la última temporada -sus cifras han pasado de ser un escándalo a ser simplemente buenas, aunque parezcan discretas por lo que nos tenía acostumbrados-, en Francia se da por hecho que su omisión responde más a cuestiones personales que a razones futbolísticas. En cambio, más sorprendentes han sido las exclusiones de Anelka y Giuly. El delantero del Fenerbahçe no había aparecido en toda la fase de clasificación, pero su presencia en los tres últimos amistosos daba a entender que Domenech había cambiado de opinión. De todas formas, su registro en Turquía esta temporada es más bien discreto: 10 goles en 24 partidos de una liga que su equipo ha perdido de forma inesperada en la última jornada (el Galatasaray es el nuevo campeón). Y la bomba ha sido lo de Giuly. Aunque se había especulado mucho sobre las consecuencias de su suplencia en el Barça, el gol de San Siro parecía catapultarle hacia Alemania. Finalmente el seleccionador ha preferido a Franck Ribéry, un chico de 23 años que maravilló en el primer tramo del campeonato francés y que pronto tuvo el apoyo de la prensa y la afición. Aunque por posición en el campo sí se puede afirmar que el extremo de Boulogne-sur-Mer es quien le ha quitado el puesto al jugador blaugrana, lo cierto es que ambos cabían en la misma lista. Las presencias de Wiltord, Saha o Cissé -hay ocho jugadores claramente de ataque- también tienen por lo tanto su grado de responsabilidad en la baja del ex del Monaco. El otro debutante es Pascal Chimbonda, un lateral de 27 años que ni en el Le Havre ni en el Bastia había llamado la atención y que lo ha hecho ahora gracias al temporadón del Wigan Athletic en la Premier. En general es esta una lista con nombres de mucho nivel pero cuyo funcionamiento colectivo deja grandes dudas, sobretodo después de una fase de clasificación muy gris en la que Suiza, Irlanda e Israel arañaron empates en Saint-Denis.

Pasemos a Holanda. Marco van Basten ha convocado a los 23 futbolistas siguientes:

Porteros: Edwin van der Sar (Manchester United), Maarten Stekelenburg (Ajax Amsterdam) y Henk Timmer (AZ Alkmaar).

Defensas: Kew Jaliens (AZ Alkmaar), Jan Kromkamp (Liverpool), Andre Ooijer (PSV Eindhoven), John Heitinga (Ajax Amsterdam), Khalid Boulahrouz (SV Hamburg), Joris Mathijsen (AZ Alkmaar), Giovanni van Bronckhorst (Barcelona) y Tim de Cler (AZ Alkmaar).

Centrocampistas: Mark van Bommel (Barcelona), Philip Cocu (PSV Eindhoven), Denny Landzaat (AZ Alkmaar), Hedwiges Maduro (Ajax Amsterdam), Wesley Sneijder (Ajax Amsterdam) y Rafael van der Vaart (SV Hamburg).

Delanteros: Dirk Kuijt (Feyenoord), Ruud van Nistelrooy (Manchester United), Jan Vennegoor of Hesselink (PSV Eindhoven), Arjen Robben (Chelsea), Robin van Persie (Arsenal), Ryan Babel (Ajax Amsterdam).

Sí, no es un error, Klaas-Jan Huntelaar no aparece en la lista. ¿Por qué? Dice van Basten que porque ha decidido que sólo vayan tres delanteros centros (Kuijt, van Nistelrooy y Vennegoor). Si empezamos a comparar cifras, el caso roza lo escandaloso. Es cierto, el ex del Heerenveen no ha jugado nunca con la absoluta. Pero quizá lo merecería tras anotar 33 goles en la liga holandesa (35 si contamos los play-off). Creo que no hay dudas acerca de los méritos de los arietes del Manchester United y del Feyenoord: han venido jugando como titulares en la selección y además sus registros son buenos. Pero, ¿y Vennegoor? El 9 del PSV debe multiplicar sus goles por tres para poder cazar a Huntelaar. Es, además, mucho más limitado técnicamente. Es difícil comprender su inclusión. Y aunque ya hablemos de otro tipo de delanteros, mucho más móviles y versátiles, al ajaccied no le hará mucha gracia ver que en la lista están su suplente en el equipo de Amsterdam Ryan Babel (dos goles esta temporada y tres años más joven, por si esa era la excusa) y el zurdo del Arsenal Robin van Persie (cinco goles y trece titularidades en la recién finalizada Premier League). Lo dicho, los datos son para ponerse las manos en la cabeza y sólo son comparables con la omisión de Alberto Gilardino en la pasada Eurocopa. El entonces goleador del Parma tuvo que conformarse con el Europeo sub-21 y llevó a Italia a la victoria. Huntelaar también ha sido convocado por la selección menor holandesa para el campeonato que se disputará en Portugal entre el 23 de mayo y el 4 de junio. Del resto de la convocatoria de van Basten destaca la ausencia de Edgar Davids además de las ya conocidas de Clarence Seedorf y Roy Makaay. Está claro que hay mucho talento en Holanda de centro del campo hacia arriba. Pero ojo, la defensa no está al mismo nivel y en un grupo tan duro pueden sufrir.

domingo, mayo 14, 2006

Ejercicio de imaginación

Pongamos que en el Calcio no pasa nada, que no hay indicios de corrupción alguna y que todo el mundo está pendiente de cómo queda la clasificación final. La noticia es pues que la Juventus ha ganado su vigesimonoveno título del Scudetto, que el Milan le acompaña en la Champions League y que Inter y Fiorentina jugarán la fase previa de la máxima competición continental. Roma, Lazio y Chievo estarán en la UEFA y el Palermo deberá jugar una ronda de la Copa Intertoto. Y aunque esto ya se sabía desde hace dos semanas, Messina, Lecce y Treviso descienden a la Serie B.

Que el partido decisivo se jugara en Bari y no en Reggio Calabria era una noticia excelente para la Juventus. Los hinchas locales tenían muy pocos motivos para recorrer los más de 450 kilómetros que separan su ciudad de la del destierro (el tren más rápido tarda 6 horas y 43 minutos). Todo está en el sur, ¡pero anda que no es grande el sur de Italia! Con la Reggina ya salvada, pocos se lanzaron a la aventura. En cambio, la Juve gozó del apoyo de su afición residente en Bari, que como en toda Italia es muy numerosa. El gigantesco estadio San Nicola, sede de la final de Copa de Europa del 91 en la que el Estrella Roja derrotó al Olympique de Marsella, registró una magnífica entrada. Muy superior, por ejemplo, a la que suele verse en Delle Alpi. Con este nuevo ejemplo, los que opinan que el mejor negocio que puede hacer la Juventus es marcharse de Turín se sentirán más cargados de razones que nunca. Hoy había más de 40.000 aficionados bianconeros en Bari, una cifra que en el propio estadio sólo se superó la semana pasada ante el Palermo (56.488 como reacción al escándalo) y a la que la visita del Milan sólo pudo acercarse (39.087). Con todo a favor, la Juve dominó el partido de principio a fin, y pese a un par de sustos al contragolpe, el título nunca pareció peligrar. Ni las noticias que llegaban desde Milán cuando marcó Kaká pusieron nerviosa a la escuadra de Capello, que pronto se puso por delante gracias a su goleador más eficaz, David Trezeguet. La segunda parte consistió en dejar pasar el tiempo y el gran Alessandro Del Piero, la mayor leyenda en activo del club, tuvo el merecido honor de finiquitar la temporada con el 0-2.

Pero si cerramos el ejercicio de imaginación e incorporamos todo aquello que se está diciendo en Italia ahora mismo, nos encontramos con que esta clasificación tiene un carácter provisional. Los títulos, los participantes europeos, los descendidos... todo puede variar según cómo termine la investigación. La Gazzetta dello Sport, en un magnífico artículo, aclara todas las dudas que cualquier aficionado italiano tiene ante un caso tan complejo y escabroso. Afirma que la posibilidad del descenso juventino es real y que Fiorentina y Lazio podrían seguir el mismo camino. Parece que el Milan no está tan comprometido. Si los acusados descienden, sus puestos de Champions se correrían hacia abajo. El rotativo italiano dibuja un panorama con Milan, Inter, Roma y Chievo en la máxima competición continental, Palermo, Livorno y Parma en la UEFA y el Empoli en la Intertoto. La confirmada dimisión de Moggi, que deja el mundo del fútbol y se dedicará a partir de ahora a defenderse de todas las acusaciones, ratifica la gravedad del asunto. Incluso algunos jugadores, como Alessandro del Piero, ya empiezan a pronunciarse sobre su continuidad si el equipo desciende. El mito ha dado a entender que seguiría.

Lo que es imposible de imaginar es que el verano será tranquilo en Italia. El calendario de la Serie A 2006-2007, con sus equipos participantes, amenaza con robarle el protagonismo a cualquier culebrón de fichajes.

sábado, mayo 13, 2006

¿Te acuerdas de Estambul?

La comparación es fácil. Ha sido un partido distinto, pero lo de esta memorable tarde en Cardiff recuerda asombrosamente a lo acontecido en la capital turca en la final de la Champions League del año pasado. El Liverpool volvió a ganar un título que tenía perdido. En el este de Londres deben estar tirándose de los pelos. Es imposible estar más cerca de la copa y acabar viendo como te la quitan. Ganaban 2-0 en el primer tiempo y 3-2 en el descuento. Tuvieron una doble ocasión clarísima en el último instante de la prórroga. Y nada de eso fue suficiente. Regalaron demasiado. Se echaron atrás con la primera ventaja y no supieron defender balones bombeados, algo que nunca debería atragantársele a una pareja de centrales formada por Gabbidon y Anton Ferdinand. Concedieron un disparo claro a Steven Gerrard -aunque estaba lejísimos y luego había que meterla, claro- cuando el partido agonizaba. Y Harewood no acertó a rematar entre los tres palos prácticamente desde el área pequeña con el portero en el suelo en la jugada que debía convertirles en campeones. Con todo esto a sus espaldas, era imposible ganar la tanda de penaltis. Si ya no tenían la medalla colgada en el cuello, difícilmente se la arrebatarían luego a un especialista como Pepe Reina. La derrota hammer es tan cruel que no se puede creer.

Empezó el partido con un ritmo lento y un respeto mutuo que no permitían aventurar la borrachera de goles que se sucedería. Pero en sus dos primeras llegadas, el West Ham se colocó 2-0 arriba a la media hora de juego. La jugada que trenzaron entre Benayoun, Ashton y Scaloni fue de manual y Carragher le hizo un favor al fútbol al introducirse el balón en su propia portería: una combinación tan académica sólo podía terminar en gol. El segundo poco tuvo de preciosista. Reina no blocó un disparo de Matt Etherington y Ashton empujó el rechace a la red. El portero español parecía destinado a terminar la final con el papel de villano, pero en este partido nada acabó como en algún momento llegó a aparentar. No, porque por mucho recuerdo de Estambul que planeara por el cielo de Cardiff, en ese momento el West Ham se sentía campeón. Demasiado pronto. Demasiado para quedarse en el área propia a esperar que pasaran los minutos. Fue el miedo que les metió en el cuerpo Djibril Cissé con el primer tanto red lo que les encerró en la cueva. Y el tanto del empate se vio venir hasta que lo confirmó Steven Gerrard con una media volea espectacular. Aunque las facilidades fueron enormes: los dos centrales estaban casi pegados a su portero, no supieron alejar el balón y no había nadie en segunda línea para cazar el rechace. Bueno, sí, estaba Gerrard, que empezó a asumir el papel de gran salvador y alma del equipo de Benítez. Todos creímos entonces que la remontada no se iba a detener allí, pero Paul Conchesky se inventó un centro-chut que se comió Reina -vaya partidito llevaba- para poner por delante de nuevo a los londinenses. Y frenó el entusiasmo del Liverpool, que pareció bloqueado y sin ideas para intentar la segunda machada. Y no las tuvo, de hecho sólo colgó balones y disparó desde lejos. Así llegó el 3-3, con un trallazo estratosférico de Gerrard desde su casa al que no pudo llegar Hislop. Un gol que colabora un poco más en convertir en leyenda de Anfield a este centrocampista completo que parecía despedirse del club de su vida el pasado verano. En la prórroga pasó muy poco: cansancio, calambres y algunos jugadores, sobretodo reds, arrastrándose por el campo. Pero cuando ya se olían los penaltis, Reina cambió el destino de su tarde al desviar de forma milagrosa un cabezazo de Nigel Reo-Coker contra el poste. El rechace le cayó a Harewood, que no golpeó bien al balón y lo mandó fuera. Demasiadas concesiones. El show de Pepe, deteniendo tres penas máximas de cuatro que le lanzaron, era inevitable. También en eso Cardiff recordó a Estambul: el portero que empezó fallando acabó convertido en héroe gracias a una parada imposible en la prórroga y a una tanda de penaltis sobresaliente.

Pese a un desenlace aparentemente tan afortunado, el Liverpool merece más que nadie esta FA Cup. Sólo jugó un partido en casa, eliminó a Manchester United y a Chelsea, empezó remontando un partido que tenía perdido en Luton y le metió siete goles al Birmingham en su propio estadio. Es el séptimo título de los reds en un trofeo cuyo palmarés reciente demuestra que no ha perdido ni un ápice de prestigio: las últimas once ediciones se las han repartido los cuatro grandes que tiene actualmente el fútbol inglés -Manchester United, Arsenal, Chelsea y Liverpool-. Para el West Ham, que buscaba su cuarta corona, queda el consuelo de la UEFA. Un premio justo para un recién ascendido que ha firmado una admirable temporada con una propuesta futbolística bastante atractiva.

viernes, mayo 12, 2006

¿Quién os creerá el domingo?

Me encontraba en Italia cuando explotó el escándalo de las escuchas telefónicas. O cuando empezó, porque cada día se han ido revelando más detalles y la dimensión del caso ha ido creciendo hasta convertirse en una de las crisis más agudas del fútbol transalpino en los últimos años. Ya lo anticipaba el editorial de La Gazzetta el viernes 5, cuando aventuraba que estábamos ante un asunto mucho más grave que los que casi cada temporada -se avergonzaban también de ello- han convulsionado el Calcio de forma regular. Y pedía mano dura contra la Juve, la misma que la temporada pasada llevó al Genoa a la Serie C1 cuando se confirmó que había comprado el partido ante el Venezia que confirmaba su ascenso a la máxima categoría. Muchos se preguntan si la vara de medir será la misma para el club tradicionalmente favorecido por todas las instituciones del fútbol italiano, pero da la sensación que las autoridades deportivas quieren llegar hasta el final. Pase lo que pase. Y así debería ser.

La chispa que encendió el fuego fueron unas palabras del director general de la Juventus, Luciano Moggi, pidiendo a un alto responsable de las designaciones arbitrales qué colegiados quería para los partidos de su equipo. Las pruebas se referían a partidos amistosos, pero a partir de aquí se indagó más profundamente y sólo salieron trapos sucios: las maniobras para fichar jugadores con contrato en vigor en otros equipos, los conflictos de intereses que salpicaban al hijo de Moggi, dueño de la mayor empresa de representación de futbolistas de Italia... Y todo lo que no se sabe, tan grave que ha propiciado las dimisiones de las dos máximas autoridades del fútbol italiano -el presidente de la FIGC Franco Carraro y su segundo Innocenzo Mazzini- y del consejo de administración de la Juve en pleno. Hoy la investigación ya tiene un carácter global y se sospecha de 19 partidos del campeonato 2004-2005, con el Milan, la Lazio y la Fiorentina también en el ojo del huracán, además de otros equipos que podrían estar implicados aunque con menor responsabilidad.

Y a todo esto, el domingo se decide quién gana el Scudetto 2005-2006. Pero ahora, ¿quién va a creer que lo que suceda en el campo es limpio? ¿Quién no sospechará que los resultados que se den obedecerán más a conversaciones previas en despachos que no al desarrollo del juego? ¿Es Italia la patria grande de la corrupción deportiva o es que sucede en todas partes y sólo ellos lo investigan? Por los aficionados que sueñan con este juego, que lo convierten en una parte fundamental de su vida, que tiñen sus negocios con los colores de su equipo... por ellos, hay que limpiar el fútbol. Porque no merecen sentirse engañados.

jueves, mayo 11, 2006

El premio a la perfección

Cuando no eres ni el Barça ni el Madrid, cuando no dispones de un cheque casi en blanco para configurar una plantilla, debes recurrir al talento y al trabajo para poder armar un equipo competitivo que te permita luchar por los sueños que, por muy pequeño que seas, también tienes todas las noches. El planteamiento teórico parece sencillo -aunque algunos clubes ya hasta renuncian a él-: potenciar la cantera, mimarla, dotarla de buenas instalaciones, estar encima de aquellos chicos que pueden acabar convirtiéndose en futuros cracks, y rastrear el mercado con paciencia e ingenio para capturar aquellas piezas que se requieren específicamente y conseguirlas a un precio asumible. Esto es lo que ha hecho el Sevilla. Y además lo ha hecho a la perfección. Jesús Navas, Puerta o Kepa, junto a los fugados Sergio Ramos o Barragán, representan el éxito de la primera parte de la estrategia. Maresca, Renato, Adriano -sí, en Brasil hay un equipo llamado Coritiba- o el impresionante Daniel Alves, quizá ya el mejor lateral derecho del mundo, son la prueba de que la segunda también se ha hecho muy bien. La estructura es hoy en día tan perfecta que ni el cambio de entrenador les ha afectado. Más allá de individualidades, el Sevilla funciona como una máquina. El título europeo es un premio al trabajo bien hecho. Queda la Champions, que tarde o temprano tendrá que pasar por el Pizjuán. Después del del Barça, el proyecto futbolístico de la entidad que preside José María del Nido es el segundo más atractivo del fútbol español.

¿Hay entre el Boro y el Sevilla cuatro goles de diferencia? Técnicamente sí que hay un mundo entre un equipo y el otro. Pero los ingleses tenían sus opciones: por empuje, por pegada, por animosidad. Pudieron empatar en el segundo tiempo y cuando volvieron a meter a cuatro delanteros sabían que su destino era o la salvación o el suicidio. Tocó lo último, porque la velocidad al contragolpe de los andaluces estuvo mucho más inspirada que la a veces efectiva estrategia del balón largo. Con Downing muy bien tapado por el gran Daniel Alves -para mi el mejor del partido-, estaba claro que los ingleses no podían llegar tocando. Lo intentó Rochemback, que se cree mucho mejor a nivel técnico de lo que en realidad es, y Boateng era incapaz de entregar un balón a un compañero. Al final ganó el mejor, aunque el 4-0 es especialmente doloroso para un conjunto que había registrado un par de noches épicas en su camino hacia Eindhoven. Su final fue irónico: perdieron por el mismo margen que remontaron ante el Basilea y el Steaua.

Hubo explosión de júbilo en Sevilla. No es para menos. Han conseguido el título que más equipos persiguen. Porque en realidad, a la Champions sólo aspiran nueve o diez. La amplísima clase media europea sabe que su único camino a la gloria continental es la UEFA. Nunca hay que despreciar una competición preciosa, más abierta a los soñadores, menos privada. Porque el fútbol no es sólo el Barça, el Madrid, el Manchester United, la Juventus, el Milan y el Bayern. Es mucho más que eso.