Guinea, el color de la CAN
Análisis, perfiles e historias de fútbol internacional por parte de Àxel Torres.
La Copa África de Naciones (CAN) es uno de mis torneos favoritos. Es una competición distinta, alegre, con mucho talento por descubrir y diversión asegurada. Me duele un poco que se hable de ella como un estorbo, aunque también entiendo la postura de los clubes. Pero es algo que ya sabían cuando firmaron a jugadores del continente negro: cada dos años, entre enero y febrero, se les irán cerca de un mes para disputar una competición que para ellos es importantísima. Hay que tener presente, también, que no está programada para estas fechas para molestar. Simplemente, por cuestiones de clima y temperatura. Sería imposible disputar un torneo como este, con dos partidos por semana para cada selección, en junio o en julio. El mejor periodo del año para jugar al fútbol en África es precisamente este, así que para el bien de la competición -que es lo que tiene que procurar la CAF, que su torneo sea el mejor posible-, es donde se coloca.
Cuando muchos ya ni recordábamos que se estaba disputando la eliminatoria de octavos de final de la Coppa de Italia -la ida fue el ya lejano 1 de diciembre-, ayer comparecieron de nuevo Juventus y Fiorentina para disputar en Delle Alpi el partido de vuelta. El choque, que terminó en un espectacular 4-1 para los de Capello, nos deja varias conclusiones. La primera salta a la vista: la amplitud del resultado. No es nada común que los turineses despachen a sus rivales con un margen tan amplio, sobretodo si se trata de un equipo de nivel situado entre los cuatro primeros del campeonato. Si a eso añadimos que en el minuto 21 el destino del encuentro estaba sentenciado con un 3-0, nos damos cuenta de la singularidad de la actuación juventina de ayer. No es que de repente empezaran a fabricar un fútbol vertiginosamente ofensivo, pero generaron varias ocasiones de gol en un inicio de partido frenético. Y para un conjunto tan efectivo, eso es casi garantía de goleada. El tercer gol fue una bonita demostración de desmarques y pases rápidos y confirma el alto nivel futbolístico que poseen los profesionales de la Juve. Lo hacen casi todo bien. Pensando en la Champions -parece difícil que la liga se les escape-, asustan a cualquiera.
Fulham es un barrio entrañable y muy orgulloso: muchos comercios, bibliotecas y todo tipo de edificios dedicados al sector de los servicios llevan el nombre de la zona. Las calles, repletas de casitas viejas y tradicionales, son encantadoras. De tanto oír aquello de que se puede ir de Stamford Bridge a Craven Cottage andando, decidimos hacer la travesía. Tardamos unos veinte minutos, si descontamos el parón para comer. Dos estadios tan cercanos geográficamente pero tan lejanos en su esencia. El del Chelsea es el edificio más moderno y lujoso del distrito. Sus paredes sugieren riqueza y glamour. Muy acorde con la imagen que proyecta el club de Abrahamovic. El Megastore tiene dos plantas y se puede comprar cualquier tipo de objeto: de caramelos a cd's musicales con las canciones favoritas de cada jugador. Cuando salíamos, nos encontramos a Mickael Essien. Bajaba de un taxi y no había nadie a su alrededor. Nos hicimos unas fotos y le pregunté por su lesión. Me dijo, en un inglés muy justito, que no estaría lejos de los terrenos de juego demasiado tiempo. Y que todavía no sabía si iría a la Copa de África. Le deseé suerte y le vimos alejarse caminando con muletas varios metros hacia el hotel. ¡Qué paradojas! El día anterior era el personaje del que más se hablaba por la entrada que recibió de Reo-Coker. Mourinho se quejaba de la mala fama que le habían construído los medios ingleses. Y allí estaba, andando en su cojera, sin nadie del club a su lado, sin aficionados acosándole. England is different.
En cambio, los aledaños del campo del Fulham despiertan un aire mucho más romántico. Situado al final de un parque precioso en el que los niños juegan a fútbol y las parejas pasean a orillas del Támesis, Craven Cottage representa el fútbol inglés más tradicional. Sus paredes antiguas son una reliquia, con aquella terraza que da nombre al estadio y que constituye probablemente la "grada" más particular de la Premier. Las salas interiores están perfectamente adaptadas a las exigencias de los nuevos tiempos y de una competición tan prestigiosa, como pudimos comprobar en los catálogos que nos regalaron en la secretaría del club. La tienda del estadio estaba cerrada y no había nadie más visitando el campo. Me fui con un convencimiento: creo que si hubiese nacido en Fulham, sería mucho más "cottager" que "blue".
Fotos:
1. Exteriores de Stamford Bridge.
2. Mi foto con Essien.
3. Posando entre el Támesis y Craven Cottage.
4. Exteriores de la grada principal del Cottage.
Editado: He añadido un par de fotos de Upton Park en el post "Who is Frank Lampard?".
Aprovecho el descanso del Palermo-Juventus para escribir sobre un partidazo memorable que me ha alegrado la tarde. Todavía me quedan cosas de Londres por contar, pero la actualidad manda y el encuentro de tercera ronda de la FA Cup entre el Luton Town y el Liverpool ha tenido el sabor clásico que muchos creían que había perdido la competición de clubes más antigua del mundo. Ha sido el gran colofón a un sábado de enorme emoción en Inglaterra, con un heroico empate del equipo aficionado Nuneaton ante el Middlesbrough. Mendieta marcó un buen gol de falta, pero los locales no se rindieron y merecieron forzar el "replay". El justo premio llegó tras unas manos de Southgate en el área en el último minuto. Parecía que la historia del día, la que se llevaría los titulares, la había escrito el modesto club amateur, pero quedaba lo mejor. El Luton Town está en la zona alta de la League Championship, equivalente a la segunda división, categoría a la que ascendió la primavera pasada. Benítez fue muy criticado por menospreciar la historia de un trofeo tan sagrado cuando sacó un equipo lleno de jóvenes hace doce meses y su Liverpool cayó eliminado en su debut en Burnley. Así que esta vez no quiso sorpresas y, salvo Reina, puso a todos los titulares. Parecía que el buen momento de los "reds" les valdría para superar fácilmente a un rival inferior, sobretodo después del buen gol de Gerrard. Pero el Luton dio la vuelta al marcador con un juego lleno de velocidad y empuje. Se fue al descanso con 2-1. El Liverpool salió cabreado tras el intervalo y le pitaron un penalti a favor. Benítez se puso furioso porque no fue roja y Cissé lo falló. Otra pena máxima, muy discutible, dio el 3-1 al Luton. Estábamos ante una de las grandes sorpresas de la FA Cup, uno de esos resultados que han hecho famosa esta copa. Pero el Liverpool demostró todo su poderío. Rafa metió a Sinama-Pongolle por Sissoko y el joven francés se reivindicó. Definió muy bien a pase de Gerrard para el 3-2 y luego completaría la remontada con un gran cabezazo a la escuadra. Enmedio, Xabi Alonso empezó a escribir su doblete de récord con un zambombazo espectacular desde más de 35 metros. Con el partido agotándose se superó: se la quitó al portero que había subido a rematar un córner, le regateó, y con la izquierda disparó desde incluso antes del círculo central. El balón entró llorando y Xabi consiguió lo increíble: sumar 100 metros entre las distancias desde las que anotó sus dos goles. Partidazo y una sensación muy satisfactoria: la FA Cup está viva y es excitante.
Edu García suele acusarme, medio en broma y medio en serio, de ser un fan de José Mourinho. Le admiro como entrenador y además me resulta simpática su imagen pública -la privada no la conozco-. Es uno de esos personajes que casi todo lo que dicen es interesante. Mediáticamente perfecto. Da titulares porque huye de los tópicos. Es original en las respuestas y a veces excede los límites de la soberbia. Pero, ¿no hay muchos entrenadores que piensan realmente que son especiales? "Mou" lo piensa y lo dice, y además con gracia.